El 29 de Noviembre 2017 | 09:35
Atención: si no habéis visto la segunda temporada de 'Stranger Things', puede que lo que vais a leer pudiera ser considerado spoiler. ¡Así que continuad con precaución!
Cuando una serie se ambienta en los años ochenta, lo menos que esperaba, como espectadora, era encontrar argumentos capaces de desmontar cualquier estereotipo de género. Esperaba encontrar personajes con roles muy marcados: chicas que no fueran capaces de pelear, chicos rudos y valientes... Todo aquello que los estereotipos marcan, de forma errónea.
Por si alguien aún no sabe lo que son los estereotipos de género, vamos a hacer un pequeño inciso. Los estereotipos son, tal y como su nombre indica, ideas preconcebidas que alguien se hace respecto a algo; en este contexto, refiriéndonos a los estereotipos de género, estamos hablando de esas ideas que se forman en el colectivo social sobre lo que debería entenderse como "comportamiento de chica" y "comportamiento de chico", basándose en las diferencias biológicas de los seres humanos. Realmente, no tienen una base racional, pero aún así se utilizan a nivel social.
Al estar 'Stranger Things' ambientada en los años ochenta, esperaba que los guionistas no tuvieran ningún reparo a la hora de reproducir estereotipos de género. A fin de cuentas, si se les recriminaba, siempre podrían escudarse en el "rigor histórico". Por eso me sorprendió tan gratamente que no solo no siguieran estos estereotipos, sino que, además, rompieran completamente con ellos.
Mad Max: adiós estereotipos de género
En la primera temporada, Once ya rompió bastante con estos estereotipos de género. Pero, siendo realistas, no contaba del todo; ella no había sido socializada como chica, porque ni siquiera había sido socializada. No sabía cómo correspondía que una chica se comportara en sociedad y, aún así, no tardó en ponerse un vestido cuando tuvo la oportunidad. Aunque lo más increíble de Once es que ha sido capaz de mantener su esencia inalterable, pese a esta presentación tardía ante la sociedad.
Pero en esta segunda temporada, con la aparición de Mad Max, la ruptura con los estereotipos de género ha sido total. Max es una niña, sí, pero su comportamiento es totalmente el que se espera de un chico, y justo ahí reside el atractivo de este personaje. Rompe con los patrones marcados, y disfruta siendo ella misma, sin pensar en lo socialmente aceptado. Esto podría acabar siendo tomado como ejemplo por muchas niñas que actualmente se ven coartadas por estos estereotipos de género; podrían ver la figura de Max como una especie de liberación.
'Stranger Things' es, en sí misma, una auténtica joya de serie. Pero si además le sumamos puntos como el de la ruptura con los estereotipos de género (o como la concienciación sobre el bullying, de la que ya os hablaré más adelante), el resultado que obtenemos es casi impecable. Porque no es que la serie esté descontextualizada, ni mucho menos; Mad Max se ve como algo "raro", como una chica que no es del todo chica, tal y como se vería en la época (e incluso como se vería ahora mismo). Pero, aún así, ahí está ella, demostrando que todo eso de los estereotipos de género no son más que reglas sociales que están hechas para romperse en cualquier momento.