Hace unas semanas, lancé un artículo de opinión sobre lo tóxico que me parece el personaje de Leonard Hosftadter en 'The Big Bang Theory'. Y es que tanto él como Howard son personajes que no tienen prácticamente nada positivo que mostrar. No obstante, y a modo de contraposición, hoy me gustaría hablaros de Sheldon Cooper, el que yo creo que es el punto fuerte de toda la serie. Y no solo porque sea el protagonista indiscutible, sino también por todo lo que su personaje puede aportarnos a largo plazo.
Partamos de la base de que una serie, o una película, no es mero entretenimiento (aunque podamos considerarlo así), sino que acaba siendo un factor socializador. Mediante la ficción, nosotros aprendemos a relacionarnos con los demás, vamos aprendiendo que hay situaciones que podrían acabar dándose en nuestra vida y que tienen distintas alternativas; además, esta ficción bebe directamente de nuestra realidad social, con lo cual todo está muy relacionado entre sí.
Teniendo esto en cuenta, ya podemos dejar bastante claro que todo lo que suceda a nivel ficticio, también nos afecta a nosotros, a los espectadores. Va calando en nuestra percepción de la sociedad, vamos redescubriendo otras aristas que, quizás, hasta ese momento no conocíamos. Y por eso es fundamental que se dé voz a personajes como Sheldon Cooper, que se escapa de lo que consideramos normativo actualmente. Sheldon no es capaz de relacionarse con su entorno con la misma fluidez que una persona como Leonard haría, por ejemplo, pero eso no le ha impedido acabar siendo totalmente independiente, y un gran trabajador. Es, sin duda, un ejemplo a seguir.
Los trastornos mentales no acaban con tus posibilidades de tener una vida
En el caso de Sheldon, se ha rumoreado mucho sobre la posibilidad de que tenga Asperger, un trastorno que se cataloga dentro de los Trastornos de Espectro Autista. Eso explicaría sus dificultades a la hora de socializar, el trabajo añadido que le supone entender las reglas sociales, y la poca tolerancia que tiene a ruidos fuertes o inesperados. Además, Sheldon ha demostrado ser un personaje sumamente complejo: tiene compulsiones (como la necesidad de golpear tres veces la puerta), tiene dificultades serias a la hora de comprender los sarcasmos y la ironía, le cuesta mucho trabajo empatizar...
Pero, pese a todo, es una muy buena persona. Sheldon no se comporta de forma egoísta para tratar de dañar a los demás, sino que demuestra así que no termina de empatizar con ellos. No es capaz de ponerse en la piel de las otras personas. Pero eso no implica que no las quiera, o que no se preocupe por ellas; Sheldon hace todo esto, pero a su manera peculiar.
En este sentido, es muy curioso ver cómo la televisión es capaz de mostrarnos que hay personas que sienten o piensan de forma totalmente distinta a la normativa, que ven el mundo de forma diferente, y que esto no tiene nada de negativo. Pese a que en 'The Big Bang Theory' se haga mucho humor a costa de Sheldon, lo cierto es que podemos extraer moralejas muy positivas de él como personaje. Es muy importante ver que, pese a no ser una persona "normativa" en cuanto a su forma de ser o de comportarse, eso no le ha impedido crear un círculo de amigos y alcanzar prácticamente todas sus metas (es joven; le quedan muchas por cumplir). Es más, ha acabado enamorándose perdidamente, siempre a su peculiar manera.
Y es que no hay que sentir como todos sienten de forma obligatoria; hay muchas formas de sentir, y que no se haga como lo hace la mayoría no implica que sea peor. Sheldon no tiene una capacidad enorme para empatizar, pero trabaja día a día para llegar a comprender todo su entorno. Y, con esfuerzo, su vida es exactamente igual que la que podría tener una persona sin ningún tipo de Trastorno del Espectro Autista. Porque tener una enfermedad mental no tiene por qué ser una barrera en tu vida.