Intensa como pocas, actual, con mensajes feministas, contra el bullying y el suicidio... 'Por trece razones' tiene todos los ingredientes para ser una buena serie. La serie que todo alumno de instituto debería ver con el objetivo de aprender a detectar y prevenir una posible tragedia, para ganar conciencia sobre sus propios comportamientos tóxicos y los de los que le rodean.
Nada más lejos de la realidad.
La polémica, aunque garantiza la audiencia, no siempre es sinónimo de calidad, y los temas y mensajes de esa serie tiran mucho de los tabúes y el morbo. Ah, ¡pero esto no es un artículo para despotricar contra 'Por trece razones'! Todo lo que se podía decir sobre la primera temporada ya está dicho, y todos somos libres de ver y dejar de ver las series que nos apetezcan. Pero si queréis aprender de verdad sobre trastornos mentales, si os interesa el feminismo, las relaciones sociales entre adolescentes, no os la recomiendo para nada. En su lugar, probad con 'My Mad Fat Diary'. Leed sin miedo, que aquí no hay spoilers.
Menos morbo y más respeto
'My Mad Fat Diary' nos cuenta la vida de Rae Earl (Sharon Rooney), una chica de dieciséis años que acaba de salir del psiquiátrico. Rae no sólo está gorda, tiene obesidad y no encaja para nada dentro de los cánones de belleza de nuestra sociedad. Se odia a sí misma, pero eso no impide que quiera vivir feliz y hacerse un lugar en el mundo.
Mientras que en 'Por trece razones' vemos cómo Hannah Baker se va hundiendo, en 'My Mad Fat Diary' Rae remonta. Esa es la diferencia principal y el motivo clave por el que escribo este artículo. La serie sigue tratando temas muy delicados como intentos de suicidio, trastornos y acoso, pero siempre se enfocan desde el respeto y la empatía. Nunca veremos de forma explícita violaciones o venas abiertas. Un pequeño detalle a tener en cuenta.
Sí, Rae tiene altibajos. Sí, la serie contiene escenas de autolesión, momentos en los que nuestra protagonista se hunde y no encuentra la salida. Muestra las enfermedades tal y como son, sin romantizarlas ni embellecerlas, algo que tiende a suceder demasiado a menudo. Pero, a su vez, hace énfasis en que los personajes son más que sus demonios. Rae no sólo tiene la capacidad de seguir adelante, sino que además tiene la de encontrar un motivo por el que hacerlo por su cuenta, en parte gracias a la terapia y a la medicación.
Positiva y divertida
La serie es muy, muy simpática. Con motivo de su terapia, Rae escribe un diario en el que vuelca todos y cada uno de sus pensamientos. La trama se desenvuelve alrededor de estos con respecto a su madre, a su terapeuta Kester, a sus amigos y, en particular, a los chicos. Y es que Rae se muere de ganas de tener sexo. Es carismática y divertida, y lo único que la detiene es su baja confianza en sí misma, de modo que se vuelca en su diario y sus fantasías. Tiene una imaginación desbocada, que se representa de una forma divertidísima, y es imposible no empatizar con ella.
En definitiva, merece una oportunidad. Lo tiene todo: un reparto encantador, desarrollo para todos los personajes —por secundarios que sean—, y aporta información útil tanto para jóvenes como para adultos.
No es tanto los temas que se traten. Cualquiera puede escribir un guion sobre feminismo, igualdad, acoso. La cuestión es cómo se dirigen y cómo se hacen llegar al público. Por eso, aunque 'Por trece razones' y 'My Mad Fat Diary' giran alrededor de mensajes muy similares, son series completamente distintas.
Y por eso yo siempre recomiendo la segunda y nunca la primera.