El 15 de June 2018 | 23:14
Estados Unidos cierra le primer capítulo en la lucha por el control de los contenidos audiovisuales en sus fronteras. Tras casi dos años de espera desde que se anunció, AT&T ha podido, por fin, completar la adquisición de Time Warner, convirtiéndose en una de las compañías de telecomunicaciones y entretenimiento más potentes del mundo. La justicia ha dado luz verde a la fusión tras investigar un posible caso de monopolio que, finalmente, se ha descartado.
Una amenaza audiovisual enorme
Time Warner es, hasta la fecha, el tercer conglomerado audiovisual más grande de Estados Unidos, teniendo solo como principales competidores a Disney y Comcast. La cantidad de activos que posee tanto en cine como en televisión (e incluso en prensa escrita), hizo que AT&T se fijase en ella, algo que se materializó en una compra que ha estado paralizada durante dos años en los juzgados de Estados Unidos. Una posible monopolización del servicio audiovisual hizo que el gobierno de Trump no se fiase demasiado de esta unión, pero muy a su pesar, ha salido adelante.
AT&T ha conseguido cerrar esta semana la compra de Time Warner por 85.000 millones de dólares. Esta desorbitada cifra convierte a la compañía de telefonía en uno de los mayores competidores dentro del panorama audiovisual norteamericano, ya que ahora puede completar su oferta móvil con paquetes de contenido audiovisual. Gracias a esta adquisición, AT&T se hace de participaciones en televisión con canales como CNN, Cartoon Network o HBO y en cine con productoras como Warner Bros. y New Line Cinema. Dentro del sector editorial, la operadora se hace con cabeceras como TIME, People o DC Cómics.
Tras firmar se el acuerdo final, AT&T ha asegurado que su llegada a Turner, la división encargada de las cadenas informativas, no va a modificar la libertad de cada uno de los trabajadores y que va a respetar los contratos de los actuales miembros de los equipos.