El 24 de Junio 2016 | 18:37
Este artículo contiene spoilers de la sexta temporada de 'Juego de Tronos'
La Batalla de los Bastardos podría haber sido un broche de oro para la sexta temporada de 'Juego de Tronos'. Nos hubiésemos ido todos a la cama con buen sabor de boca y el sonido de los tendones del Bolton crujir entre las mandíbulas de sus famélicos pitbulls a modo de banda sonora. El noveno capítulo es uno de los grandes momentos de alivio para el aficionado de 'Juego de Tronos', sufridor como pocos. Pero ese no es el espíritu de la serie. Si la vida de Poniente siempre fuese un camino de rosas, hace años que nos hubiésemos bajado del carro; aquí, como los aficionados del Atlético, hemos venido a sufrir el partido para luego saborear en condiciones la victoria. Ante este panorama, el capítulo número diez, el cierre de esta imponente sexta temporada de la serie HBO, es un capítulo que nos va a dejar con el cliffhanger, con el terror metido en el cuerpo, y, sin duda, con mal sabor de boca. El título del episodio, "Vientos de invierno", entiendo que hace alusión a la inminente amenaza que viene de más allá del Muro, pero el verdadero foco de interés ahora mismo. superada la dura etapa Bolton, está en Desembarco del Rey.
Cersei Lannister una y otra vez ha demostrado que se cree mucho más lista de lo que en realidad es. La despiadada incestuosa ha visto sus planes fracasar hasta el hartazgo, pero en más de cincuenta capítulos, nunca una de sus tretas le ha estallado en la cara como lo ha hecho la incursión y empoderamiento de los sectarios Máximos Devotos de la Fe de los Siete en Desembarco del Rey. Los guionistas de HBO se están divirtiendo este año con la gente de escrúpulos, porque siento verdadera pena por la reina madre, y a la vez me siento terriblemente mal justo por el sentimiento de compasión. La odio, siempre odié y la odiaré su media sonrisa burlona y su mirada descarada. Sin embargo, la guerra que me interesa es la de los hombres, no la librada en el nombre de Dios. Cersei y yo, y aunque me cueste reconocerlo, ahora mismo guardamos un enemigo común: el falso predicador.
Muerte al Gorrión, pero antes muerte al Rey
El atolondrado Gorrión Supremo se ha granjeado el logro de descubrirse como el hombre despreciable en el menor número de episodios. Guante de seda para mano de hierro, y siempre su Dios en la boca como justificación. Sería feliz viendo como su imperio de fanáticos cae rendido en el próximo episodio, pero es altamente improbable. Sería demasiado bueno.
Sin embargo, hay algo que se ha recordado en más de una ocasión a lo largo de la temporada. La adivina había dicho claramente a Cersei en su juventud que todos sus hijos terminarían muertos, y pensar en que Tommen muere en este próximo episodio no parece en absoluto un mal plan. El niño, a medio camino entre el calentón y la estupidez, se ha descubierto como un monarca más mediocre que el propio Joffrey, y su unión de fe y corona es demasiado incómoda para muchos implicados. Una pieza clave en el juego de la Fortaleza Roja es justamente su esposa, la reina Margaery, y una muy buen salida para Tommen sería morir a manos de la señora de las flores. Así la reina, de un plumazo, echaría abajo el poder del Septon, podría sacar a su hermano de la mazmorra, y dejaría a los Tyrell vía libre en Desembarco del Rey.
Mi objetivo de próximas muertes está claro: los fanáticos religiosos, y para terminar con esta pandilla creo que es más útil que desaparezca de una vez el calenturiento Rey, que el propio Gorrión.
En un par de días, la respuesta.