Aviso: vais a encontrar spoilers de 'Friends' desde el principio hasta el final, así que si no tenéis reciente la serie, o si no la habéis visto al completo, quizás debáis dejar de leer.
El dieciocho de enero (es decir, hace poco más de un mes) me decidí a publicar un artículo en esta misma web donde trataba algo que llevaba rondándome la cabeza mucho tiempo. Se titulaba 'Los millenials encontramos 'Friends' sexista y homófoba porque lo es'. No voy a hacer más hincapié en todo lo que ya me esforcé en explicar en su momento, porque me daría para diez artículos más, y creo que no es la ocasión. Lo cierto es que tras ver toda la avalancha de comentarios y críticas que ese artículo despertó, me decidí a darle una revisión a la serie aprovechando mi suscripción a Netflix. Y por increíble que pueda parecer, ayer terminé el último episodio de la décima temporada; a esto lo llamo yo un maratón en toda regla.
He de puntualizar algo: tras esta revisión, estoy todavía más convencida de que 'Friends' es una serie con un alto contenido homófobo y machista, y si bien es cierto que en su contexto histórico fue considerada incluso progresista, a día de hoy no lo es. He de contenerme las ganas de hacer un segundo artículo sobre por qué los millenials (y cualquier espectador en general) encontraría a día de hoy 'Friends' así, para qué engañaros.
Lo cierto es que pude apreciar de nuevo la complejidad de todos y cada uno de los protagonistas de la serie, con todos sus defectos y sus virtudes. Pude ver la libertad de Phoebe, la evolución de Rachel, el crecimiento de Chandler y, sobre todo, la toxicidad machista de Ross. Ross, el personaje que menos madura a lo largo de las diez temporadas y todos los años que pasan entre medias; Ross, el que comienza siendo un hombre inseguro que necesita remarcar totalmente su masculinidad... Y termina siendo exactamente igual. Junto con Leonard Hofstatder y Ted Mosby, creo que estamos ante el peor ejemplo posible que podamos tomar de la ficción. Si no me creéis, continuad leyendo. Pero, por favor, por muy fanáticos que seáis de la serie (os aseguro que yo también lo soy), tratad de comprender que lo que estoy haciendo es una crítica necesaria y que no desmerece en absoluto 'Friends'. La serie continua siendo increíble pese a los posibles defectos que pueda tener, y eso es innegable.
La masculinidad: esa creación social tan dañina
Desde el primer momento, Ross siente cómo su masculinidad, su "ego masculino", se encuentra herida. Ve cómo su mujer le deja por otra mujer, y esto le duele incluso más que el hecho de que ella ya no le ame; se siente constantemente en la necesidad de "marcar territorio" con Susan, puesto que cree que ella le está arrebatando todo lo que era suyo. Esto es algo que, posteriormente, nunca fue capaz de hacer con ninguno de los novios de Rachel; solo lo hizo con Susan, solo a ella se enfrentó directamente, y esto es porque era una mujer.
Él comprendía que Rachel estuviera con hombres como Paolo, pero sencillamente era incapaz de entender que le hubieran dejado por otra mujer. Es como si esta idea en sí misma le resultase sumamente atroz, como si el hecho de ser sustituido por una mujer fuera demasiado para su ego.
Vayamos más allá, hablemos de su relación con Rachel (tormentosa por ambos lados, sin lugar a dudas). ¡Y de su famoso tiempo de descanso! Los dos tuvieron una discusión y él, al ver que ella se había refugiado en un amigo del que sentía celos, no dudó ni un segundo en mantener relaciones con otra mujer. Tras ver que ella no le había sido infiel, su excusa fue tan rápida como absurda: se estaban dando un tiempo. No voy a entrar a señalar si él tenía razón, o fue ella; simplemente quiero puntualizar que no fue hasta que él creyó que le estaban siendo infiel que decidió serlo también. Necesitó de una excusa, fue tan cobarde como para buscar en las acciones de otros la responsabilidad de sus propias decisiones.
Todas las relaciones amorosas que Ross mantiene a lo largo de la serie están cortadas por el mismo patrón: él necesita marcar que es "el hombre", que es el que manda, pero no sabe cómo hacerlo y eso le hace sentir inseguro. Porque él no cumple el estereotipo que la sociedad marca de "hombre fuerte, atractivo y sexual" (algo que Joey, por su parte, sí que hace; Chandler sería un caso aparte), y eso, en cierta medida, no es algo que podamos achacarle a él mismo. El problema es que su inseguridad le lleva a dañar a las mujeres con las que está... ¿Recordamos su intento de boda? ¿Todas las veces que le hace daño a Rachel con tal de mantener su orgullo intacto?
El final de la serie: Ross no evoluciona
Estamos hablando de una serie de diez temporadas, con una infinidad de capítulos. Si tuviera que pararme a analizar absolutamente todo lo que Ross hace mal a lo largo de la serie, ¡seguramente necesitaría horas y horas! Es por eso que voy a dar un gran salto, y voy a ir directamente al último capítulo, donde esto es incluso más evidente.
Por refrescaros un poco la memoria: a Rachel le ofrecen el trabajo de sus sueños en París, y Ross lucha lo indecible para que ella no se vaya. Él quiere que se quede a su lado, quiere que abandone todos sus sueños para que puedan tener una vida juntos. Y es entonces cuando yo me pregunto... Si realmente quieres tanto a una persona, ¿por qué no te planteas irte con ella a París? ¿Por qué no dejas tú tu trabajo, haces un sacrificio, y viajas por ella? ¿Por qué sí que te ves en el derecho de exigirle que se quede a tu lado, que rechace la ilusión de su vida por ti?
¿Veis hasta qué punto esto es egoísta y patriarcal? Él ve su propio trabajo como algo mucho más importante que el trabajo de ella, porque su trabajo es "algo serio", algo dedicado al mundo de la investigación, mientras que el de ella es "solo moda". Él no puede abandonarlo todo, pero ella sí que debe renunciar a sus sueños. ¡Es que él ni siquiera se plantea esa posibilidad! Lo que más me molestó de este último episodio es que, finalmente, ella cedió a sus peticiones; y es que este es el fallo que más cometemos las mujeres, el que más debemos plantearnos en nuestra vida. Nosotras anteponemos el amor a cualquier otra circunstancia, mientras que ellos siempre tienen claro que el trabajo es lo primero. El trabajo es, al fin y al cabo, independencia; es algo que Rachel rechaza en pro de continuar con Ross.
Ross es el ejemplo claro de todo lo que puede ir mal en una relación con un hombre. Es tóxico, celoso, manipulador, egoísta, machista y, desde luego, homófobo (ay, ese miedo a que le consideren homosexual... Porque no, él es "un macho"). El peor personaje de 'Friends', y uno de los peores personajes televisivos que podamos ver.