El 25 de Septiembre 2018 | 09:19
En Estados Unidos parece que las polémicas por agresiones sexuales y abusos no cesan. Desde que se destapó la caja de pandora de Harvey Weinstein, la situación no ha hecho más que propiciar que se vayan denunciando nuevos casos. La última en denunciar haber sido víctima de una agresión fue la profesora Christine Blasey Ford, que ha acusado directamente a Brett Kavanaugh. Kavanaugh es el candidato de Donald Trump a liderar la Corte Suprema del país.
Ford ha señalado que sucedió durante los años ochenta, cuando ella aún se encontraba en el instituto. Y Donald Trump no ha tardado en escribir un tuit para demandar públicamente a Ford por no haber puesto la denuncia en lo que el presidente consideraba el momento idóneo. Alyssa Milano no ha dudado ni un momento en responder de forma pública a Trump, hablando de la victimización secundaria y de cómo ella misma tardó más de tres décadas en contar los abusos que había sufrido.
"Eh, Donald Trump, escucha. Fui asaltada sexualmente dos veces. Una cuando era adolescente. Nunca rellené un informe policial, y me llevó treinta años contárselo a mis padres", ha explicado Milano en un tweet. Ha querido, además, hacer un escrito para un medio de comunicación llamado Vox, contando su experiencia y por qué no denunció en su momento.
"Muchos de nosotros sabemos de sobra que lo que ha dicho el presidente Trump no es cierto. Las víctimas de acoso sexual a veces no denuncian lo que ha pasado porque saben perfectamente que nuestras historias no suelen ser tomadas en serio o creídas. En lo que respecta a conductas sexuales inadecuadas, nuestro sistema está roto", ha comentado Milano. Ha continuado hablando de la doble victimización que sufren las víctimas, porque son las propias autoridades las que posteriormente las culpan de nuevo de lo sucedido cuando se deciden a contarlo. Un claro ejemplo de esto es lo que Trump, que recordemos que es el presidente de Estados Unidos, ha hecho con Ford.
No todas las víctimas se atreven a denunciar
"Después del ataque, tardé años en verbalizar la experiencia y en contárselo a mis amigos más cercanos. Tardé tres décadas en decirle a mis padres lo que me había ocurrido. Nunca rellené un informe policial. Nunca hablé con la policía. Nunca encontré justicia para mi dolor porque nunca tuve opción. Para mí, hablar de aquello significaba revivir uno de los peores momentos de mi vida, reconocer la existencia de mi agresor cuando solo quería olvidar por completo que podía seguir caminando en este mundo. Esto es por lo que pasa cada superviviente. Contar nuestro testimonio significa exponerse al ridículo y a ataques públicos cuando nuestro único "crimen" es ser agredidos sexualmente en primer lugar", ha narrado la actriz, dando así voz a muchas víctimas que no han tenido la oportunidad de hablar.