El 11 de Junio 2018 | 11:08
Apple es una empresa que se caracteriza por marcar tendencia con cada paso que da. Cuando presentaron hace dos años su iPhone 7, la certificación IP67 se volvió un imprescindible en todos los teléfonos que se iban lanzando a partir de ese momento. Si un terminal no era resistente al agua y al polvo, daba la sensación de que no estaba completo, o de que corría mucho más riesgo de romperse. No obstante, todo esto tiene una especie de "truco", como bien ha comprobado en su propia piel el youtuber Max Lee.
Comencemos por el principio: cuando decimos que un teléfono tiene IP67, estamos señalando única y exclusivamente que es resistente al agua y que, por tanto, puede mojarse sin que eso suponga que deje de funcionar. Pero como bien recordaron todas las compañías, eso no implica que se deba usar para hacer fotografías debajo del agua, o que sea buena idea usarlo mientras te sumerges en la piscina. Hemos visto terminales que, pese a tener esta certificación, han acabado rompiéndose por estar sumergidos demasiado tiempo. Pero ahora hemos descubierto algo nuevo: si bien los teléfonos con IP67 pueden soportar estar en una piscina, el agua de mar es otra cosa totalmente diferente.
La sal corrompe los circuitos de los teléfonos
Tiene lógica pensar que el agua del mar y el agua de la piscina no afectarán del mismo modo a los dispositivos electrónicos, por mucha certificación IP67 que estos puedan tener. Y, no obstante, también tiene sentido no caer en la cuenta y creer, sencillamente, que nuestro teléfono lo resistirá todo. Pero no: si sumerges tu teléfono móvil en agua del mar, por mucha certificación que tenga, la sal terminará incrustándose en los circuitos del terminal y corrompiéndolos, dejándolo inservible.
La certificación IP67 nos dice que el teléfono resistirá inmersiones de entre quince centímetros y un metro durante menos de treinta minutos, y no especifica en ningún momento si estas deban ser de agua dulce o de agua salada. Mas si se lee la letra pequeña que aparece en estos teléfonos "resistentes al agua", podremos ver que los fabricantes sí que informan de que el smartphone podría correr peligro si se sumerge demasiado tiempo, o si el agua en cuestión es salada. Además, se señala en la garantía que no se cubre ningún tipo de daño provocado por una inmersión. Porque esta certificación está pensada en realidad para soportar un accidente, no para usar el móvil bajo el agua.
Ahora que viene el verano, el calor y el buen tiempo, quizás sería buena idea tener en cuenta todo el daño que el agua del mar puede acabar haciendo a nuestros dispositivos. De otro modo, acabaríamos teniendo más lamentaciones que otra cosa... ¡Y nadie quiere eso! Así que tened cuidado, y dejad el móvil siempre fuera del agua.