¿Cuántas veces hemos oído que los jóvenes pasan demasiado tiempo pegados a la pantalla del móvil? Que son adictos a las redes sociales, que su forma de comunicarse es totalmente diferente, que necesitan volver a ver el mundo sin pantallas de por medio... Se achaca a la juventud un problema de uso abusivo de la telefonía móvil cuando, para ser sinceros, es algo que le sucede a absolutamente todo el mundo, incluso a los adultos. Y justo eso muestra el nuevo estudio de Pew Research.
El estudio se ha realizado encuestando a setecientos cincuenta jóvenes, todos de entre trece y diecisiete años, es decir, adolescentes, se supone que los principales competidores de la telefonía móvil. Además, se ha entrevistado también a mil padres de adolescentes, para ver qué opinión tenían ambas partes de todo este asunto; los resultados han sido sorprendentes, aunque no es nada que no podamos imaginar si tenemos en cuenta nuestra realidad diaria.
Según este estudio, el 65 % de los padres se mostraba preocupado por el tiempo que su hijo dedicaba al teléfono móvil. Pero, además, un 35 % de los padres han sido bastante sinceros: también les preocupa la cantidad de tiempo que pasan ellos mismos observando la pantalla. Esta es una cifra que no se había contemplado hasta ahora, puesto que siempre se preguntaba exclusivamente por los hábitos de los adolescentes, y no por los de los adultos. Los adolescentes han sido preguntados también si creen que sus padres están distraídos con el teléfono, y el 50 % de ellos ha señalado que sí, y que además lo hacían mientras trataban de hablar con ellos.
Los problemas con las nuevas tecnologías y las posibles adicciones están siendo, pues, una evidencia de nuevo. Mas el problema no son en sí las tecnologías, ya que estas no son más que una herramienta; lo importante es el uso que nosotros hacemos de ellas, y hasta qué punto podemos ser adictos a los teléfonos móviles.
Los adultos, cada vez más necesitados de sus dosis de redes sociales
Ha habido un porcentaje en este estudio que ha llamado mucho la atención: mientras que solo el 8 % de los jóvenes admite que el teléfono les hace desconcentrarse durante las clases, el 15 % de los adultos ha aceptado que pierden la atención que deberían poner en el trabajo debido a estos.
Pero, por suerte, tanto adolescentes como adultos coinciden en algo: saben que el uso abusivo de las nuevas tecnologías puede llegar a plantear un problema, y eso hace que quieran reducir el tiempo que pasan ocultos detrás de las pantallas. En este aspecto, es importante que los padres traten de dar buen ejemplo a los más pequeños, puesto que estos suelen ser esponjas y acabar imitando todo lo que hacen los primeros. De nuevo, lo negativo no son las herramientas sino el uso que nosotros podamos llegar a darles.