El 22 de Agosto 2015 | 18:03
Por último, y genérico para los amantes de cualquier plataforma -pero sobre todo del PC- la llegada de Windows 10 supone también la llegada del nuevo API de DirectX, el número 12. Aunque muchos estaban contentos con el rendimiento del 11 respecto a sus versiones previas, el rendimiento acusado en distintas tarjetas de este nuevo controlador de vídeo es tal que las expectativas puestas en este han sido amplias y grandes. Obviamente, pocas tarjetas aun tienen acceso a esta tecnología y, según las últimas informaciones, puede que Nvidia sea esta vez la que salga perdiendo pues, por lo que se ve, la tecnología de AMD está mucho mejor adaptada a esta nueva versión y, con ello, ejercerá rendimientos mucho mejores, más fluídos y, por qué no decirlo, más bonitos.
De todos modos, aun es pronto para hablar. Pero sí se ha comprobado que los usuarios que juegan desde Windows 10 han comprobado una mayor fluidez en gráficos y fps debido al menor requisito de potencia que hace uso el nuevo sistema operativo comparándolo con sus versiones previas. Eso permite que el ordenador reserve una mayor cantidad de memoria para el juego y, con ello, evidentes mejoras.
Windows 10: hecho para jugar
Es así. La demanda de mejores plataformas para el juego y la cuota de mercado que tiene Steam ha puesto las miras actualmente en el juego en pc. No solo por sus precios competitivos, si no porque la velocidad de actualización de los terminales de sobremesa y portátiles es mucho mayor que las consolas que permanecen sin cambios durante varios años. Con la salida de las Steam Machine y Steam OS -que coloca el punto fuerte en Linux- era raro que Microsoft no moviera ficha y adaptara su famoso sistema operativo para potenciar el juego y recuperar usuarios. Y con la nueva política del ecosistema Windows 10, mucho mejor aún.