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Videojuegos y televisión, el divorcio que nunca llega

POR EL INTERÉS TE QUIERO, ANDRÉS

Por Jesús Agudo

El 9 de Diciembre 2010 | 11:15

La ventana catódica ha encontrado en los píxeles una fuente inagotable de beneficios. Analizamos cómo ha surgido esta millonaria relación y cuántos quebraderos de cabeza ha provocado a los fans.

La mayoría de estos juegos recupera la aventura gráfica como motor principal y se sustentan en minijuegos tremendamente sencillos para los jugadores casuales que simplemente juegan porque es de su serie favorita. Las series procedimentales, que son aquellas que cierran la trama o el caso en el mismo capítulo, suelen utilizar sobre todo esta técnica, y como suelen ser géneros como el policíaco los minijuegos sirven para ir descubriendo pistas que nos lleven a la resolución. Con una jugabilidad tan sencilla, normal que nos asedien con veinte mil entregas de 'CSI' en el que simplemente cambiamos de Grissom a Horatio y el caso no es lo máximo en originalidad.

CSI Fatal Conspiracy

Luego existen juegos más "originales" que copian a otros juegos consolidados y los pasan a su ambientación, como es 'Mujeres desesperadas', que mezcla la aventura gráfica con 'Los Sims', creando una nueva vecina que tendrá que descubrir los secretos de Wisteria Lane y además realizar las tareas del hogar como buena ama de casa que es. Y hay otros como el futuro 'Karaoke Revolution: Glee' que la propia serie pide a gritos esa jugabilidad. No vas a poner a los chicos de 'Glee' en un shoot'em up, quieres desgañitarte con sus canciones, y posiblemente sea más interesante y entretenido que intentar realizar un juego "serio".

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