El 16 de Marzo 2017 | 00:34
No os creáis que ahí acaba la cosa, ni mucho menos. Los cuentos de hadas que nos ha presentado Disney nunca son tal; y si creíais que la Cenicienta ya era de por sí bastante cruel (por eso de la huérfana que acaba siendo la criada de su madrastra y sus dos hermanastras, siempre limpiando y sufriendo mientras que las otras disfrutan de los lujos garantizados por el dinero de su padre), esperad a ver el original.
La moraleja de la película de Disney es que si luchas por tus sueños (y tienes un hada madrina de tu lado), acabarás consiguiéndolos. Eso, y que a partir de las doce de la noche desaparecen todos los hechizos de belleza. Pues la del cuento ni se aproxima a eso. Las principales diferencias entre el cuento y la película es que, en el primero, Cenicienta está siempre llorando la muerte de su madre. Su padre trata de consolarla de la mejor forma posible pero, por desgracia, él también fallece, y ella ya no encuentra consuelo en nada. Resiliencia debería ser la palabra que definiera a la Cenicienta de este cuento, puesto que, pese a todo, se mantiene firme. Sabe que solo se tiene a ella misma, y que si no se cuida, nadie lo hará.
Llega la cena del príncipe, y Cenicienta, gracias su hada madrina, consigue ir y enamorarlo. Pierde su zapato y, hasta aquí, todo lo que conocemos. Pero cuando el príncipe y su ayudante van a su casa para tratar de encontrar a la doncella a la que le encajaba el zapato, sus hermanastras no se conforman con intentar que encaje, ni mucho menos. La madrastra le indica a la primera que debe cortarse el dedo gordo del pie para que, de este modo, el zapato le quede bien. Solo así conseguirá casarse con el príncipe, mediante engaños y argucias; y ella lo hace. Mas el ayudante del príncipe ve la sangre (o un pájaro se lo dice), y se da cuenta del engaño.
Al volver de nuevo a la casa, la otra hermanastra trata de hacer exactamente lo mismo. Aunque, esta vez, en lugar de cortarse el dedo gordo opta por cortarse el talón. Pero se ve que los pájaros tienen el pico muy largo, y otro decide contárselo al ayudante del príncipe también. No es hasta entonces que Cenicienta se prueba el zapato, y todo acaba tal y como lo conocemos... Aunque con las hermanastras sufriendo bastante más, puesto que algunas palomas les pican en los ojos y las dejan ciegas durante la boda. ¿Qué moraleja sacáis vosotros de todo esto?