El 31 de Agosto 2016 | 18:38
Hubo un elemento clave en el primer 'Titanfall' que a pesar de contar con su grupo de detractores cumplía una función elemental, los masillas. Estos soldados controlados por la IA y de ridícula efectividad otorgaban una capa extra al multijugador clásico haciendo que los jugadores menos experimentados en el género o los novatos en este lanzamiento en concreto pudieran sentir que formaban parte de una gran batalla sin demasiado esfuerzo.
En esta segunda parte hay modos de juego que hacen desaparecer a estos soldados para ofrecer una experiencia más tradicional. Es fácil sospechar que el estudio entendió que en la primera parte este añadido era un arma de doble filo. Los nuevos jugadores podían respaldarse en estos blancos fáciles y débiles para sumar puntos y jugar su papel dentro de cada partida, pero si estos conseguían aficionarse lo suficiente al juego terminaban por adquirir un punto de habilidad en el que estos antaño amigos no eran más que un estorbo a la hora de tomarse en serio el combate real contra otros pilotos.
Actualmente hay otras propuestas que han conseguido implementar estas mecánicas que consiguen hacer un juego competitivo más amigable, siendo la más notable 'Overwatch'. El "hero-shooter" de Blizzard consigue hacerte sentir útil incluso en tus peores partidas puntuando cada acción beneficiosa para tu equipo que lleves a cabo, no importa si es una curación mínima con Lúcio permaneciendo cerca de tus aliados o si has usado el radar de Hanzo para detectar a los rivales, cada movimiento pone en pantalla unos satisfactorios numeritos que te hacen sentir bien sin necesidad de llenar el campo de batalla de dianas móviles que no presentan un reto. Que haya métodos más avanzados y mejor diseñados de esta idea concreta resta valor a lo que en 2014 era una gran iniciativa.