El 25 de Octubre 2016 | 10:19
La tercera entrega de la franquicia marcaría un pequeño hito, y es que sería la primera en llegar a consolas, en concreto a la Xbox original, tan solo un mes después de su lanzamiento en PC, que sería en junio de 2002. Tanto tiempo entre 'TESD' y 'The Elder Scrolls III: Morrowind' dio lugar a un gran avance tecnológico que daría como resultado un nivel de detalle en personajes y escenarios nunca visto antes, aunque esto conllevara una disminución en la extensión del terreno.
La trama se gira alrededor de las Profecías Perdidas, que auguraban la reencarnación de un antiguo héroe dunmer llamado Indoril Nerevar para derrotar a las huestes de un dios maléfico de nombre Dagoth Ur, quien ha logrado la inmortalidad gracias al uso de un artefacto conocido como el Corazón de Lorkhan. Por el momento, lo que sí logra Dagoth Ur es expulsar la ocupación imperial de la isla de Vvardenfell, así como hacer desaparecer a algunos de sus habitantes, hecho que comienza a ser investigado por el protagonista, enviado por orden del emperador Uriel Septim VII.
'The Elder Scrolls III: Morrowind' introdujo ya un editor de personaje muy completo, donde además de la raza y la clase daba a elegir la marca de nacimiento, con hasta 13 disponibles que otorgaban diferentes habilidades especiales al protagonista y sobre todo potencian su poder físico o mágico. También fue curiosa la manera en la que dar forma a su carácter, contestando diez preguntas de cierto nivel filosófico. En cuanto a las habilidades, hasta un total de 27, el personaje las aprende a medida que las ejecuta. Es decir, no es posible mejorar el uso de armas a dos manos si nunca desenfundamos un espadón. Las únicas alternativas son o bien pagar a NPC para que instruyan en el arte correspondiente, con cantidades de oro que serán mayores cuanto mayor sea el parámetro en esa habilidad, o bien la lectura de libros concretos de entre todos los que hay repartidos por las abundantes estanterías.
En cuanto al sistema de combate, se intentó hacer más complejo, y efectivamente se consiguió, tal vez en exceso. Un solo click era suficiente para dar un tajo con el arma, pero acompañado de un movimiento direccional de ratón, permitía efectuar golpes más avanzados, aunque Bethesda introdujo un sistema automático para realizar siempre el mejor ataque, basado en fórmulas matemáticas. Esto llevaba a la necesidad de presentar en pantalla tanto el daño causado como la vida restante de cada enemigo, algo que en la primera versión del juego no estaba presente, y que solucionaría el estudio con un parche posterior al lanzamiento.
'The Elder Scrolls III: Morrowind' vería más tarde dos expansiones, ninguna de ellas prevista a priori. La primera de ellas, 'Tribunal', comenzó a desarrollarse justo tras el lanzamiento del juego, mientras que la siguiente, 'Bloodmoon', comenzaría a crearse solo cuando la primera vio la luz. Fue importante sobre todo esta segunda, ya que volvía a introducir a los ausentes del juego original hombres lobo, mientras que añadía aún más terreno explorable al título.