El 25 de Octubre 2016 | 10:19
La leyenda comenzaba allá por 1994 con 'The Elder Scrolls Arena', que obviamente solo se lanzó en PC y nunca llegaría a nuestro país. La historia comenzaría con la traición del archimago Jagar Tharn al emperador Uriel Septim, enviándolo a una dimensión alternativa y tomando su identidad, reemplazándolo así en el trono. Como más adelante se convertiría en tradición, el protagonista empieza encerrado en una prisión para después embarcarse por las tierras de Tamriel en la búsqueda del Bastón del Caos. Sin embargo, los orígenes ideados en primera instancia para la franquicia eran muy diferentes de lo que hoy conocemos...
'The Elder Scrolls: Arena' iba a ser en principio simplemente un juego de gladiadores, en el que el jugador debía reclutar a otros compañeros y viajar en busca de nuevos combates, y de ahí quedó el subtítulo de 'Arena', ya que todo el trabajo estaba ya hecho con ese nombre. El objetivo final era convertirse en gran campeón de la Ciudad Imperial. A pesar de esta idea originaria, durante el desarrollo se fueron implementando misiones secundarias, personajes no jugables, etc... que terminaron por darle el aspecto final de juego de rol con el que terminaría saliendo al mercado. No lo hizo por cierto en las mejores condiciones, ya que se lanzó repleto de bugs, algo normal teniendo en cuenta que se trataba de un videojuego enorme desarrollado por solo 12 personas, que más tarde se pasarían horas y horas creando parches para solucionar todos los errores. Con todo esto, fue considerado un juego de culto, ya que a pesar de sus fallos, era un título innovador para su época, y además comenzó con una distribución realmente escasa de apenas 3.000 copias.
Contrariamente a lo que podríamos pensar, 'The Elder Scrolls Arena' es un juego con un mapeado extensísimo, ya que sorprendentemente, es el único de la franquicia hasta el lanzamiento de 'The Elder Scrolls Online' en el que es posible visitar todas las comarcas de Tamriel. Eso sí, sus nada menos que 6 millones de kilómetros cuadrados de terreno tienen truco, y es que están generados de manera aleatoria, lo que por otra parte no resta ni un ápice de mérito al logro conseguido hace ya más de 20 años. Esto, sumado a los cientos de ciudades y mazmorras, además de 17 diseñadas específicamente, convertían en imprescindible el uso del viaje rápido, añadido que se hizo necesariamente.
A pesar de su antiguëdad, 'The Elder Scrolls Arena' tiene aspectos que tal vez hoy nos parezcan increibles para un juego de hace 20 años. El sistema de combate en primera persona comenzaba a desarrollarse, y tomaba un sistema de control de las armas cuerpo a cuerpo por el cual había que imitar el ataque con un movimiento de ratón de lado a lado, o bien de arriba hacia abajo. Igualmente intuitivo era el sistema de hechizos, ya que había que elegirlo en un menú inferior para después seleccionar el enemigo que queríamos como objetivo del mismo. También exitían posibilidades aún presentes hoy en día, como robar a NPC o comprar en tiendas, cerrando estas por la noche, ya que había ciclo día-noche.
En definitiva, estamos ante un juego que si bien presenta las carencias típicas de la época, sentó las bases de la grandeza rolera que vendría más tarde.