El 4 de Diciembre 2017 | 10:20
Cuando arriesga, 'Super Mario Galaxy' brilla como el astro rey. Los Cometas Pícaros de distintos tipos y tonalidades que visitan los planetas de tanto en cuanto funcionan como misiones especiales que obligan a repensar el escenario. Si la primera estrella de casi todas las zonas recompensa el primer contacto con el mundo, el resto premia el dominio del mismo. Unas veces, Nintendo limita el tiempo y el jugador debe explotar cada superficie, mecanismos de las speedruns que aumentan la dificultad -y la diversión- del reto. Otras, para mí las más complicadas, dejan el contador de vida en rojo. Así, con un solo punto vital, Mario debe finiquitar a un jefe final o hallar la estrella de turno. Entre tanto salto, Nintendo escondió mil y un puzles.
El 13 de septiembre de 1985, Mario redefinió el salto. Su cuerpo fue el primero que se sometía a la gravedad siguiendo el modelo de Galileo. A saber, aquel menudo fontanero trazó una perfecta parábola gravitatoria que, como expone la teoría galileana, solo finaliza cuando halla un límite físico como el suelo. Por primera vez, el jugador debía considerar no solo la altura y la longitud del salto, sino también su trayectoria. 'Galaxy' parte de esa idea y la magnifica para que la gravedad trascienda el salto y afecte a todo el escenario. Una nueva e ingeniosa forma de entender la relación del avatar con el entorno que 'Odyssey' recupera en el Reino Luna.
Luces y sombras
Mención especial merece su espléndida banda sonora, obra de Mahito Yokota, siempre supervisado por el eterno Koji Kondo. Totalmente orquestada, es un paradigma de música dinámica en un videojuego. Su tempo se adapta a nuestros movimientos, por lo que acelera o frena al tiempo que Mario. El apartado técnico de 'Super Mario Galaxy' funciona como un todo orgánico en el que la música, los gráficos y las mecánicas se complementan. La sensación, en el mejor de los resúmenes, es que la faceta artística de esta obra es de otra galaxia.
Pero también tiene fallos. El control por movimiento es un lastre que espero que se corrija en una plausible nueva versión para Switch ofreciendo más alternativas. Asimismo, abundan las estrellas vacías, aquellas en las que el único desafío consiste en encontrar a Luigi, pues las mecánicas de ese planeta no varían y no hay nuevos retos jugables. Y tras probar el sistema de captura de 'Odyssey', espero que los trajes de abeja, muelle o Boo no vuelvan jamás. Empero, el manejo general es fluido y satisfactorio, otro sello de identidad de Mario que alcanza la excelencia en 'Galaxy'.