El 4 de Diciembre 2017 | 10:20
Que hayan pasado diez años explicita dos circunstancias. La primera, la tremenda repercusión que tuvo en su momento y en los años posteriores, ya se ha repasado. Pero que una obra cumpla una década también implica que hay jugadores nuevos que no han disfrutado de sus virtudes. La premisa de 'Super Mario Galaxy' es el único aspecto claramente convencional, pues el objetivo, inmutable al devenir del tiempo, vuelve a ser rescatar a la princesa Peach de las garras de Bowser. A partir de ahí, se rompen los esquemas conocidos.
Imaginación sin gravedad
'Galaxy' renuncia a los emplazamientos clásicos y sitúa la acción en varias galaxias compuestas, a su vez, por diversos planetas. Cada uno de ellos oculta varias estrellas, que se obtienen al superar ciertos retos, rutinas reminiscentes de la aventura en Nintendo 64. Valga la redundancia, cada planeta es un mundo, todo un recital de diseño de niveles. En el título de Wii, el plataformeo está influido por la gravedad, por lo que el progreso depende de las lógicas gravitacionales.
Ver a Mario corriendo por planetas diminutos, como si fuera el joven principito de Antoine de Saint-Exupéry, es impagable. Un solo salto permite cruzar mundos de un extremo a otro, por lo que las fases más pequeñas son las más ricas y dinámicas. En los niveles más complejos, por simples que parezcan a primera vista, cada salto exige reflexión. Accesible para todos, desafiante para quien así lo quiera. 'Super Mario Galaxy' posee varias capas de profundidad, rasgo común al reciente 'Odyssey'.