Por El 19 de Enero 2018 | 17:45
Siempre me acuerdo de aquella Zona en la que os comenté lo bueno que estaba siendo el año 2017, no solo por la gran cantidad de juegos fantásticos que llegaban, sino también por el regreso de grandes sagas, mecánicas... Todas, directamente del pasado. Ahí os mencioné a 'Resident Evil 7'. Que, además de resultar una mezcla perfectamente equilibrada entre la trilogía original y la que empezó con 'RE 4', también revolucionó una vez más el género y la franquicia. Y no hay una, ni dos, ni tan solo tres claves para ello. Fueron muchas más. Desde el punto de vista histórico, me parece fascinante repasar dos de ellas. Por un lado, la gran repercusión que tuvo el cancelado 'Silent Hills' de Kojima. Y por otro, el vacío que entre 'Resident Evil 6' y 'Resident Evil 7' fueron tapando las producciones de terror independientes.
Lo más cercano a 'Silent Hills'
En cuanto a lo primero, hay que recordar que la propia Capcom comentó que no se habían visto influenciados por la obra de Konami y Kojima -que lamentablemente se canceló. De hecho, aseguran que el desarrollo y la decisión ya venían de mucho antes. Sin embargo, es totalmente imposible no pensar, aunque sea en detalles menores, que ese genial 'Silent Hills' pudo acabar de convencer a Capcom de que iba por el buen camino. La gente respondió tan bien a aquella iniciativa, que era imposible que no fueran a hacer lo mismo con su 'Resident Evil 7'. Pero... ¿a qué era debido ya no la concepción de ese, sino incluso la del juego de Kojima? He aquí la segunda de las claves del éxito: el mercado independiente.
Durante muchos años vimos como el género del Survival Horror se había desvanecido completamente. A nivel de grandes producciones, no solo se había apostado por otro tipo de modelos, sino que incluso sagas que lo habían recuperado, como 'Dead Space', habían tomado una senda hacia la acción prácticamente irremediable. Sí, es verdad que tuvimos la suerte de recibir grandes obras como 'The Evil Within', de Mikami. Pero ya no era "lo habitual". Por eso, todo ese vacío que rellenaron -con un buen hacer increíble, por cierto- títulos como 'Outlast', 'Amnesia', 'Layers of Fear' o un largo etcétera, fue imprescindible para que el género volviera a dar esperanzas de renacer.
Y 'Resident Evil 7' es la viva prueba de que eso ocurrió. Así es el presente de la franquicia y del género en general. Una vez más, Capcom ha vuelto a hacer lo que había conseguido con el primer 'Resident Evil' 20 años antes: aprender de los demás y convertirse de nuevo en el referente, explotando una idea hasta límites insospechados. Porque, de manera indiscutible, esta séptima entrega supone uno de los mejores juegos de terror -para un servidor, incluso el mejor- de los últimos años. La primera persona ha sido la gran experimentación esta vez, capaz de sembrar dudas al principio, y de callar muchas bocas después. Los puzles y un escenario consistente y siempre muy bien entrelazado ha vuelto a demostrar que lo que caducan no son las ideas, sino la forma de implementarlas. Y los grandes personajes carismáticos y las historias "a menor escala", han vuelto a demostrar que no hace falta mucha parafernalia o espectacularidad para enganchar al espectador de forma completamente irremediable.
El camino a seguir
Porque, de nuevo, ese concepto de que es el jugador el que más sabe -y no el protagonista-, ha vuelto a aflorar; porque la capacidad de sorprender ha vuelto a estar presente; porque el equilibrio entre la acción, la exploración y los puzles puede volver a ser importante en el género y en el mundo de los videojuegos en general. Para mí, no hay mejor forma de hablar del presente -ya no de 'RE 7'- que no sea mencionar que este es el camino a seguir. Y de que Capcom ha vuelto a tomar las riendas de la saga, salvándola, y demostrando de nuevo que tiene una capacidad de mimetización impresionante. Unas veces nos llegará más y otras menos, pero puede que sea la franquicia más transformadora de todas las que existen desde hace tantos años. Que siga así por muchos años, porque el futuro... es tan prometedor como ilusionante.