La Maldición de 'Poltergeist'

Vaya por delante que no estamos dando credibilidad a algo que no deja de ser una lamentable situación y que ha dado lugar a una auténtica leyenda urbana relacionada con el cine, pero lo cierto es que como ya ocurriese con otros filmes, el caso de 'Poltergeist' es especialmente llamativo. Como si en ocasiones, lo relacionado con la muerte estuviese avocado a terminar en desastre.

Por supuesto que todo tiene una explicación; desde el hecho de que los exploradores de Egipto se infectasen con millones de bacterias al abrir las pirámides, provocándoles la muerte, hasta el fallo en el decorado en 'El Cuervo' que hizo que Brandon Lee falleciese. La misma para que los escenarios de 'El Exorcista' ardiesen y para que parte de su equipo muriese. Puede que las maldiciones no existan, pero los humanos agrupamos los acontecimientos, y es inevitable llegar a conclusiones que, activa o pasivamente, nos hacen pensar. Dada la reciente muerte del maestro del horror Tobe Hooper, vamos a pararnos a tratar un rato sobre la (supuesta) maldición que ha rodeado a la saga Poltergeist desde la primera de sus entregas.

Sobra decir que esto no afecta al remake del año 2015, en el que el filme recibió un tratamiento diferente, algo más liviano y con un enfoque incluso más juvenil. La versión original, no obstante, siempre estuvo rodeada de un aura tenebrosa, motivada en gran medida por el excelente apartado de efectos especiales de que hizo gala pese al año en que se estrenó (1982); y por tener como punto central a los muertos de un cementerio indio sobre el que se había edificado la casa de la familia protagonista.

A los muertos no les gusta ser molestados, es la base de muchas producciones e historias de ficción. Casi cualquier película con relación con el mundo de los difuntos tiende a expresar la repulsa de las personas que han pasado "a mejor vida" hacia los vivos que tratan de contactar con ellos o molestarlos. Este es también el caso de 'Poltergeist'. Tobe Hooper dirigió este filme que produjo Steven Spielberg, en el que los Freeling se mudan al adorable vecindario. Pero no tardan en notar que tienen lugar ciertas anomalías que provocan la alarma de algunos miembros de la familia.

Siempre se ha dicho que los niños, tal vez por su inocencia, son los más dóciles de sentir la presencia de seres invisibles; probablemente por ello la hija menor(Carol Anne) siente la llamada de los fantasmas. Estos la llaman a través de la pantalla de televisión, durante unas interferencias, arrastrándola hasta otra dimensión, lo que da lugar a una serie de portales que la arrastran hasta la dimensión de los muertos, que tiene entrada y salida. El motivo de estos poltergeist son los difuntos enterrados bajo la casa, que claman por ser dejados descansar en paz, como cabe esperar. Pero la historia parece fundirse con la realidad, y es que en una conocida escena del final del filme, durante la cual la madre de la familia cae a la piscina, unos esqueletos emergen a la superficie del agua, apoyándose en ella y aterrorizándola. Esqueletos que tiempo después se reconoció que eran reales. No son demasiadas las películas que han puesto en escena auténticos muertos.

Una vez estrenada la película, la primera afectada por esta "maldición" fue la joven Dominique Dunne, que fallece a los 22 años a manos de su propia pareja. Probablemente la frecuencia con la que tristemente el mundo parece haberse inundado de violencia machista nos haga pensar que no obedece a ningún maleficio originado por el filme, pero su estrangulamiento vino precedido de ciertos efectos durante el propio rodaje. En este caso fue JoBeth Williams, quien interpretaba el papel de la madre de la familia, que se quejó en varias ocasiones de que el efecto de la película pareciese estar extendiéndose hacia la realidad. Sin ir más lejos, la actriz encontraba los cuadros de su vivienda en el suelo. ¿Una broma de alguien cercano? Tal vez.