El 22 de Noviembre 2016 | 18:24
Una manía que yo mismo tenía y con la que me he encontrado en bastantes ocasiones jugando online o con varios grupos de amigos es la del pulsar con demasiada frecuencia y durante demasiado tiempo el maldito botón de cuadrado.
Muchas veces el ansia por recuperar la pelota, por intentar que el peligro para nuestra portería acabe hace que cometamos una imprudencia como esta, la de pulsar el botón cuadrado para llamar a un segundo compañero para que nos ayude con el rival que lleva el balón en los pies. "Somos dos contra uno y se lo vamos a quitar seguro, no podrá irse de dos jugadores", pensamos.
La importancia del movimiento de un sólo jugador
Pero en muchas ocasiones, no caemos en la cuenta de que ese segundo jugador tiene que venir de algún lado, de que esta presión tan ansiosa hacia un jugador rival puede provocar más mal que bien en nuestra línea defensiva, dejándola parcialmente desnuda, muy pero que muy vulnerable ante un rival con reflejos, listo, o con mucha experiencia.
Y es que este segundo jugador haciendo presión puede ser toda una golosina que esté esperando nuestro adversario. Como digo, el compañero al que llamamos con el botón cuadrado tiene que venir de algún lado y, muchas veces, puede ser el central o lateral de turno que deje abierto un agujero enorme que el equipo atacante pueda aprovechar con un preciso pase al hueco que, en muchas ocasiones por este descuido, acaba en ocasión de peligro o en gol.
Así que, amigo mío, pulsa el botón de cuadrado para llamar a otro defensor, sí, pero siempre teniendo en cuenta el agujero que dejas en tu defensa y cómo puedes intentar compensarlo.