El 4 de Marzo 2017 | 12:34
La niebla es uno de los mejores relatos cortos de Stephen King, sin lugar a dudas. Y la película es fiel... hasta el final. Porque ahí se pierde por completo. Y eso es lo que la convierte en una de las peores adaptaciones de Stephen King que se ha llevado al cine.
La película, en sí, como ya hemos señalado anteriormente, no llega a ser mala. Realmente, no lo es. Es entretenida, visualmente atractiva, y es capaz de mantener en vilo al espectador en todo momento. Un padre va con su hijo a comprar y, de repente, todo es rodeado por una niebla muy densa. No saben de dónde viene, ni qué puede contener, pero sí que saben que todo el que entra en contacto con ella, muere de una de las formas más crueles. Hasta ahí, todo es igual que el libro. Pero el final, ay, el final. Desastroso es poco. Aunque te ríes, claro; o te da angustia, dependiendo de cómo de ácido sea tu humor. A partir de aquí vienen spoilers, así que si no has visto La niebla y tienes intención de hacerlo, lo mejor es que dejes de leer. Aunque si te puede la curiosidad... ¡Yo ya te he avisado!
El final, en el libro, es completamente abierto. No se sabe qué sucede con los protagonistas, ni qué es lo que ha producido la niebla; se habla de experimentos militares, de criaturas de otro planeta... Pero no se especifica. Solo se especula. No obstante, en la película se puede ver claramente cómo son los militares los encargados de solucionar el problema. Pero demasiado tarde. Los protagonistas han conseguido llegar a un coche y, cuando están huyendo, este se queda sin gasolina. No saben qué hacer... Hasta que ven un revolver. El hombre, el protagonista principal, ve clara la solución: deben suicidarse. Pero hay un problema: son cuatro, y solo hay tres balas. "Bueno, me sacrifico por el resto", piensa, para sí mismo, y va matando a todos los pasajeros del coche uno a uno; mejor eso que dejarlos morir devorados por los monstruos de fuera, claro. Hay que especificar que uno de los pasajeros es su hijo pequeño, con lo cual podéis imaginar el dolor del padre.
Llega entonces el momento clave de la película: no le quedan balas. ¿Qué hace? Sale fuera, pensando que no le queda otra alternativa que dejarse devorar por las bestias. Y justo en el momento en el que sale, la niebla comienza a desaparecer, y se puede ver cómo entra en el plano un camión de militares. Todos están ya a salvo... Excepto los tres pasajeros del coche, a los que él ha "ayudado a morir". Pues vaya. Seguro que Stephen King se río mucho al ver la película, sobre todo al ver cómo el final de su novela había desaparecido por completo, dando paso a un final casi de comedia.
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