El 7 de Enero 2016 | 19:19
1 - Precio
Cuando Microsoft comentó en uno de sus últimos eventos su intención absurda e hilarante de comercializar los kits de desarrollo de Hololens por unos 3.000 dólares pensé que la gente de Redmond había perdido la cabeza. Fue una conclusión bastante precipitada, ya que los 3.000 dólares de las Hololens eran un mensaje muy claro que en ese momento no acerté a leer: este tipo de tecnología es estratosféricamente cara.
En aquel entonces, y a la vista de los precios para los kits de Oculus esperaba la cifra mágica de 400 dólares como precio de comercialización para el casco nacido de Kickstarter. Era una intuición ilusionante y poco realista, así que me resistí a compartirla en público, pero a base de la insistencia por parte de Oculus VR asegurando un precio para todos los bolsillos, llegue a convencerme de esos 400.
Ayer supimos el precio, y las peores pesadillas se hicieron realidad. 599 dólares para el público americano, los españolitos -siempre nos sonríe la fortuna-, tendremos que aflojar 699 euros más gastos de envío para poner el casco en casa. Ironizaba ayer el compañero Benjamín Rosa con que el precio está por encima del salario mínimo español. Certero, tajante y punzante.
A pesar del importe de lanzamiento las reservas se agotaron en pocos minutos, y luego otra vez, y luego otra vez, y en ninguna de las tres ocasiones esto quiere decir absolutamente nada bueno ni malo acerca del casco en cuestión. Siempre va a haber compradores primerizos de una tecnología como esta, es lo mínimo imprescindible, pero un precio de 699 euros aleja a este accesorio -recordad que es un accesorio, que ahora viene la mejor parte- de la realidad del gran público, al menos en España.
2 - Componentes y requisitos
Aquí llega mi parte favorita de esta burbuja Oculus: los requisitos mínimos. Amistosamente la página de reserva nos recuerda una y otra vez antes de pasar por caja que echemos una ojeada a los componentes de nuestra torre, para comprobar tienen la fuerza suficiente para empoderar a la realidad virtual de Facebook.
Ayer, con un poco de sorna, saqué mi calculadora y me pegué una vuelta por PC Componentes. Sólo pensando en comprar una GTX970, la mínima para el dispositivo, un procesador i5 y el casco, la suma asciende a más de 1200 euros.
Tras el impacto inicial de los 699 euros que Oculus quiere de mí para comprar su casco, pensé por un instante: Se puede llegar a asumir. Pero pocos pasos después en mis cavilaciones me di cuenta que la realidad virtual en casa necesita de un repaso a los componentes del ordenador, y lo que ya económicamente se me había desmadrado, unido a la GPU y el procesador termina de salir de mi órbita particular.
En la propia página de Oculus nos proponen unos cuantos ordenadores preconfigurados y listos para correr el casco -ya sabéis que nunca se debe comprar un ordenador bajo estas condiciones-, pero para ilustrar el caso: el más económico se va a los 1000 euros.
En este punto es donde encuentro más sentido a PlayStation VR, ya que el casco de Sony necesita de una PlayStation 4 para funcionar. A falta de ver descubierto el precio del casco de PlayStation -estoy temblando-, sabemos a ciencia cierta que el máximo que nos tendremos que gastar en hardware adicional son los 350 o 400 euros que cuesta una PlayStation 4. Muchos, cuando llegue la hora de PS VR, ya la tendremos bajo el televisor.