El 8 de Octubre 2016 | 12:30
Desde el anuncio de ambos sistemas son muchas las dudas que han asaltado a los jugadores, ya que no estamos ante unas consolas al uso. Son reproducciones de las consolas clásicas, pero con las ventajas que concede la tecnología de hoy en día y algunas ausencias que conviene matizar.
Por ejemplo, ni la Nintendo Classic Mini ni la Famicom Mini aceptan cartuchos de sus respectivas hermanas mayores. Sería casi monstruoso ver un cartucho tradicional de NES sobre una consola tan ligera que probablemente no aguantaría su peso y acabaría inclinada. Tampoco existen reproducciones en miniatura de los cartuchos. Los 30 juegos que incluye cada consola vienen registrados en la memoria.
Hay quien se ha llegado a preguntar, y aún tiene la duda, de si existirá la posibilidad de ampliar este catálogo de juegos en el futuro. La respuesta es no. Los juegos incluidos en cada sistema han sido escogidos por Nintendo para ofrecer, en primer jugar, trabajos de gran calidad y completamente disfrutables a día de hoy, y en segundo lugar, para que el jugador pueda emplear muchas horas de juego junto con estos títulos. Además, ni una consola ni la otra incluyen adaptadores Wifi o conexión de algún tipo más allá del puerto USB para carga, el puerto HDMI y los puertos para los mandos en el caso de la Nintendo Classic Mini.
Ningún juego cuenta con mejoras relacionadas al rendimiento, controles o apartado visual -salvo 'Startropics', que de algún modo se ha de acompañar de una carta digital para poder sortear la rústica medida anticopia que incorpora-. Se siguen manteniendo esos glitches que provocaban el parpadeo de los sprites cuando varios se cruzaban en una misma línea, con la finalidad de ser lo más fieles posibles a la experiencia original. Eso sí, se pueden crear puntos de guardado rápido para así no tener que comenzar desde el principio aquellos juegos de larga duración.