El 31 de Diciembre 2016 | 21:23
'Bojack Horseman' T3
Cierro mi triplete de series favoritas de Netflix con el caballo bípedo depresivo favorito de los niños. Bojack Horseman es la representación caricaturizada, o no, del sujeto individualizado de la sociedad tecnológica. Soñador, ególatra, decadente, en último término depresivo, y también autocompasivo. Muy autocompasivo. Esta serie de animación nos acerca a la decadencia de un actor de sitcom, Bojack, que tras la cancelación de su mediocre pero exitosa serie no es capaz de reponerse hundido en una espiral de drogas, alcohol, y otros excesos.
El problema de Bojack no es la cancelación de Retozando, su serie, sino que esto le obligaría en una progresión natural de su carrera a tomar nuevos papeles. Lo habréis sentido, cada cambio de trabajo es una evaluación al completo de tu valía, y puede que en Retozando fuese la estrella, y puede que en un momento dado se llegase a creer que es un gran actor, pero entrar en otro trabajo, en otra producción, supone la necesidad de su valía o para mostrar lo que siempre ha sospechado: que es un actor por debajo de mediocre. En esa tesitura, Bojack comienza a desarrollar conductas evitativas, cerrado a cualquier oportunidad laboral, lo que lo envuelve en la culpa, lo que lo envuelve en el whisky, lo que lo envuelve en una vida descarriada de la que somos testigos.
Esto son las tripas de 'Bojack Horseman', que en la forma se desvela como una de las series más ácidas y divertidas que ha visto la televisión en años.