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'Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty': Lo mejor y lo peor del capítulo de Raiden

EN RETROSPECTIVA

Por Jaime López Rodríguez

El 31 de Agosto 2015 | 19:50

'Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty' ha pasado a la historia de la saga como un controvertido título que ha caído bajo la sombra del resto de títulos. Pero este título no solo trajo decepciones, si no que innovó en algunos de sus elementos y sentó nuevas bases en el género.

Es una desgracia que un gran juego, un precedente del género, se haya visto oscurecido con los años por sus propios fallos. Importantes en algunos puntos, pero no lo suficientes para negar la aportación que hizo a la saga. 'Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty' buscaba llegar más allá de lo que el primer capítulo llegó y, con todos los cambios tan importantes que realizó, lo logró. Pero el salto a una narrativa más propia de las películas que de los videojuegos llegaron con traspiés y, para su desgracia, oscurecieron el juego tanto que sus detractores crecen tanto como sus seguidores. La sombra generada por los que vinieron luego lo enterraron, a pesar de estar basados en los cambios incluidos en este capítulo. Pero, ¿fueron tan graves sus errores? Eso estaría a debate de cada uno dependiendo de donde quiera sentar el punto importante de este título de Playstation 2. Sus puntos más fuertes hicieron referencia a su jugabilidad, mientras que sus puntos débiles golpean más en la narrativa y la profundidad y lógica del guión. Aquellos que buscaron en 'Sons of Liberty' un juego de espionaje e infiltración... encontraron una joya de la época. Aquellos que deseaban ver una gran historia sólida y lógica... no salieron muy contentos. En aquellos años se buscaba más de lo primero con pinceladas de lo segundo, pero al convertirse Metal Gear Solid en una saga de videojuegos conocida por ese paso intermedio entre el juego y la película comenzaron a surgir sus detractores al descubrir su punto flaco. Pero, ¿en qué falló?

Los 5 elementos que decepcionaron

1. Doblaje insuficiente

Esto afectó más a España que al resto del mundo, en realidad. Nos habíamos adaptado a un doblaje cojonudo liderado por Alfonso Vallés en el papel de Solid Snake y, quieras que no, la sensación que daba meternos en la piel de Snake era genial si era acompañada por un doblaje digno de un estudio de película. De todos modos, y aunque no notáramos tanto el cambio pues no conocíamos el original en inglés, el trabajo de doblaje en la lengua de Shakespeare también fue, aunque bueno, deficiente comparándolo con la anterior entrega. El presupuesto para este punto disminuyó y nos encontramos con que los actores de voz, en algunos puntos, parecían propensos a vomitar los diálogos más que a interpretarlos. Quizás sea una exageración, pero si era cierto que las fuerzas con las que se cogió este título parecieron disminuir.

2. Personajes poco convincentes

De saltar a personajes carismáticos como Campbell, Meryl Silverburgh y Liquid Snake -Solid Snake no me gustó tanto, siendo sincero- nos encontramos con un título que, en su experimentación, añadió una cantidad insana de personajes. Tanto protagonistas, como antagonistas como secundarios. Una cantidad tan numerosa que causó más detrimento que profundidad. No todos los personajes pudieron desarrollarse en el escaso tiempo de juego con lo que, a la larga, nos encontramos clichés y elementos metidos con calzador que no terminan de emocionar y de meter al jugador en la historia de estos. Un número algo más limitado de estos -como luego rebajarían en 'Snake Eater'- hubiera logrado que la historia transcurriera mucho más fluída y con menos relleno. Además, los rivales no gozaban de la fuerza y tensión de los antagonistas de la primera entrega y, al contrario de Liquid Snake, Solidus se presenta como un personaje burdo, soso y que solo hace referencias a su parecido con su padre, Big Boss.

Los 5 elementos que decepcionaron

3. Fluidez del tiempo de juego

Nos encontramos en su único DVD una historia que, más o menos y dependiendo de la velocidad de juego, podía completarse en unas 20 horas. Pero el afán de Kojima por convertir el juego en una película provocó la inclusión de, al menos, la mitad de este metraje en secuencias de vídeo que nos arrebataban el control del personaje. No es malo, al contrario, si este estuviera bien seleccionado. Pero en ocasiones los cortes del juego para las conversaciones por códec o con otros de los protagonistas son triviales, innecesarias y podrían haberse llevado en segundo plano mientras nos permitía seguir jugando. Así el único efecto que consigue es una experiencia de juego partida para el que quiere disfrutar de ambos materiales y, para el que se las salta para seguir jugando una escena interesante, una experiencia incompleta.

4. Argumento inconexo y truncado

A diferencia de todos los números previos, y de alguna de sus secuelas, el argumento de Metal Gear Solid 2 es confuso e inconexo. Un batiburrillo de ideas que son lanzadas a la experiencia de juego y que, con todo el añadido de elementos nuevos a la trama, la vuelve tan confusa e ineficaz que necesita de una nueva explicación -por escrito y en vídeos- en el siguiente juego por orden cronológico: 'Guns of the Patriots'. Surgen los Patriots, el lalilulelo, un nuevo Metal Gear en cadena, de nuevo nos encontramos con que una de nuestras frecuencias de radio es un traidor -como pasara con Master Miller, pero ahora tratándose de una IA- y todo el giro final de acontecimientos en que nada es real, todo es un simulacro, el arma para controlar la verdad y una sarta de elementos que no se desarrollan lo suficiente durante sus horas de juego y que, al finalizar, deja con una sensación de "¿Qué?" que hará buscar por internet o en los posteriores juegos una respuesta comprensible. El propio Raiden se quedó igual al final del juego al preguntarte, "¿Quién soy?"

Los 5 elementos que decepcionaron

5. Revolver "Liquid Snake" Ocelot

Lo mío con este personaje, por desgracia, es una relación de amor-odio. En la tercera entrega me encantó Revolver Ocelot, y durante la primera... también me gustó bastante. Pero en este juego se me ofreció un punto de inflexión en el personaje que hizo que lo tachara por completo de mi vida. Con la pérdida del brazo ocasionada por la hoja de Raiden, Ocelot perdería parte de su fuerza. Pero vaya por dios, un brazo superviviente de su antiguo jefe -Liquid Snake- se le inserta en el cuerpo y recupera su movilidad para robar Metal Gear Ray y decirle adiós a todo el mundo. Este punto no es lo malo. Es decir, hablamos de una ambientación donde crean robots bípedos capaces de lanzar cabezas nucleares. Que un brazo pueda implantarse y usarse con tanta velocidad no es, en realidad, una locura (sobre todo si tenemos en cuenta que nos pintan a un Vamp inmortal). Pero fue el detalle de que "el alma" de Liquid le poseyera a través del brazo por sus cualidades espiritistas lo que me chocó del todo y que, a la larga, esta "posesión" fuera en realidad un invento muy bien perpetrado por sus habilidades artísticas, según lo que vemos en Metal Gear Solid 4. ¿Por qué hicieron esto? ¿Por qué?

Resumiendo

La poca coordinación entre el equipo de programadores y diseño y el equipo dedicado a la narrativa malogró lo que, en realidad, se trataba de un grandísimo juego de acción y espionaje. La inserción en el mundo de lo cinematrográfico se hizo con calzador y aunque acabara mejorando con el tiempo, este eslabón intermedio fue un duro paso para la saga al completo. Vistos por separado, se puede seguir disfrutando de un juego complicado y que, en realidad, ha envejecido bastante bien en sus mecánicas. Pero la dureza y dificultad de comprensión de un argumento inconexo lo ha ido relegando conforme los nuevos títulos gozaban de un mejor acabado en este apartado. ¿Mi opinión? Sigue siendo un gran título, pero a la sombra de otros que han crecido por encima de él.

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