El 31 de Agosto 2015 | 19:50
El cuarto juego desde que las aventuras de Snake comenzaran en 1987 con las andanzas del agente de Fox Hound en Outer Heaven, el segundo desde su salto a las consolas en 3D. Nos encontramos con un título muy controvertido que, a pesar de las buenas críticas recibidas en su lanzamiento en 2001, con el tiempo ha ido gestando la fama de ser un título vago, escaso y, a todas luces, un capítulo prescindible de la saga. 'Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty' nos presentó, en realidad, muchas novedades respecto a su predecesor y que, a la larga, serían parte de los pilares fundamentales de los juegos que estarían por venir. Como precursor del cambio, obviamente, algunos de sus experimentos no fueron del todo acertados, pero no por ello lo convirtieron en una catástrofe como, en muchas ocasiones, se quiere hacer saber. Cada capítulo de la saga tuvo sus puntos buenos y, como todos, sus puntos malos. Este título no es una excepción y, para hacerle justicia, habría que medirlo bajo las varas de la época y las técnicas del momento y no, como ahora se intenta hacer, comparándolo con los posteriores que aprovecharon lo bueno y lo malo de este título para la leyenda de Metal Gear.
Antes deberíamos de hacer un poco de memoria. Hace 14 años desde su salida oficial y no todos pueden recordar exactamente el juego o, incluso, pueden no haberlo jugado debido a la mala fama que acabó criando. La narrativa de 'Sons of Liberty' se presenta en dos capítulos claros. El prólogo, la infiltración de Solid Snake -retirado de Fox Hound tras los incidentes de Shadow Moses- en un carguero para comprobar si son ciertas las noticias sobre el desarrollo de un nuevo Metal Gear. Con la ayuda de Otacon tendrá que fotografiar el nuevo ingenio nuclear y, efectivamente, allí se encontraba. Son los primeros compases del juego y, tras un pequeño salto y una entrada triunfal de los créditos iniciales de Metal Gear, comenzamos con el verdadero núcleo central de la historia. Nos presentan a un nuevo agente, Raiden. Entrenado bajo las andanzas del legendario soldado Solid Snake -en un sistema virtual en el que ha revivido una y otra vez las aventuras del anterior juego- tendrá que hacerse cargo de un ataque terrorista a una base petrolífera: el Big Shell. La banda, que descubriremos más tarde que está liderada por Solidus Snake, pide un rescate millonario a cambio de no destruír la planta y causar un desastre medioambiental. Un reformado Fox Hound deberá hacerse cargo de la debacle terrorista del grupo 'Sons of Liberty' y, a la larga, de un nuevo Metal Gear. Por suerte Raiden recibirá la inestimable ayuda de algunos héroes del pasado.
La dura caída de un gran juego
No ha sobrevivido bien a los años. En el recuerdo siempre quedarán otros títulos por encima de este y, por desgracia, con los años la gente comenzó a denostar a Raiden hasta el punto de acabar elaborando una expansión para sustituir a dicho personaje por Solid Snake, desdibujando la historia para encajar este cambio de protagonista. Aun así, como título precursor de la colección en PS2 instauró una serie de puntos fuertes que consiguieron calar en toda la serie y, con ello, aumentar la fuerza de los títulos posteriores. Así, con sus pro's y sus contras, 'Sons of Liberty' debería de ser un digno miembro de la historia. Pero, ¿qué fue lo que aportó novedoso y qué lo hizo caer en desgracia?