Por El 5 de Julio 2015 | 09:08
21- 'Silent Hill': La pesadilla hecha videojuego
A pesar de que 'Resident Evil 3: Nemesis' fuera criticado por algunos por pecar de continuista (y de hecho, lo era, sin que por ello fuera algo malo), es indudable de que al adoptar la fórmula del segundo, estábamos ante otro título de excelentes proporciones. Sin embargo, como me parece el menos importante de la trilogía original (aunque aportó novedades jugables en el movimiento del personaje, por ejemplo), y no quería abusar de la saga, me ha parecido más conveniente introducir en la lista al primer 'Silent Hill', que a diferencia de 'RE3' sí es un producto totalmente único en el catálogo de la gris, e incluso supone una vertiente algo distinta dentro del mismo género, pero igualmente brillante.
Conocido por muchos gracias a la excelente demo que incluía 'Metal Gear Solid', 'Silent Hill' ofrecía igualmente una experiencia de 'Survival Horror', pero basada más en la exploración, la sensación de inferioridad ante los enemigos de los que es mejor escapar, y sobre todo en el miedo psicológico. Algo así como comparar una película de zombis o demonios (incluso aunque no esté basada en la acción pura y dura) con otra de espíritus o fenómenos paranormales. En otras palabras, aunque 'Resident Evil' fuera capaz de subirnos la tensión en un instante, de asustarnos en cualquier esquina, o de ponernos los pelos de punta con la banda sonora o los gruñidos de los enemigos, 'Silent Hill' acojonaba solamente al pasear por una calle vacía, o al hablar con los personajes secundarios, cada cual más loco al anterior.
Además, en este majestuoso juego, todo estaba recreado de una forma enfermiza capaz de hacernos dudar de qué era real o qué no lo era en cada momento (amén de las teorías vigentes incluso hoy en día acerca de qué es realmente la ciudad de 'Silent Hill'). Paredes manchadas de sangre, un plano rojizo en el que pasan cosas más desagradables y en el que vamos a parar cuando menos lo esperamos o queremos, sonidos de ultratumba, o incluso el sonido de las interferencias en nuestra radio, que nos ayudaba a saber cuándo había enemigos cerca o no. Unos enemigos que además, lejos de ser zombis o demonios corrientes, tenían una característica común: no parecían tener una forma definida (enfermeras "sexys" aparte).
Gráficamente el juego apostaba por unos escenarios en completo 3D a diferencia de la saga de Capcom. Y aunque para algunos, eso ha sido peor a la larga porque se le notan más los años, lo cierto es que para ser un juego de PSone, siguen conservándose bastante bien, y sobre todo, y eso es lo verdaderamente importante para los amantes del retro, son efectivos a nivel jugable y sin problemas o bugs de consideración. Todo era muy fluído y funcionaba realmente bien. Y ya que hablamos de los escenarios, por cierto, cabe decir que estos se podían dividir entre los interiores y los exteriores. En todos ellos podíamos guiarnos por un mapa que se iba marcando solo a medida que encontrábamos qué puertas estaban o no cerradas, pero en realidad la experiencia jugable era muy distinta en cada uno.
Así pues, podríamos decir que el juego transcurría en la ciudad entera, y que nosotros nos movíamos por el exterior a nuestro gusto y libertad, para acabar encontrando los edificios y las zonas a las que realmente teníamos que ir para que avanzar en el argumento. Mientras a las afueras era más fácil (normalmente, que no siempre) escapar de los enemigos por lo de estar en campo abierto, en el interior era dónde pasábamos más miedo y dónde resolvíamos los puzles o nos enfrentábamos a los jefes finales. De todas formas, esos momentos al exterior no eran un mero entretenimiento para pasar de una fase a otra, sino que ofrecían grandes dosis de exploración, y de búsqueda de objetos secretos. Eso, y la sensación de soledad e inquietud que transmitían, como si ni siquiera a las afueras nadie pudiera oírte.
Y claro, aunque era más bien por las limitaciones técnicas, había un par de elementos que también jugaban un buen papel argumental: por un lado la niebla (constante y muy bien conseguida en las calles), y por otro las limitaciones del recorrido en las calles, ya que cada dos por tres veíamos como la carretera acababa (sí, literalmente estaba destrozada y con un precipicio delante). Técnicas para tapar limitaciones sí, pero efectivas a nivel argumental, y capaces de ayudar a aumentar la sensación de angustia y soledad. Nadie podía ayudarnos (y por los personajes secundarios, casi parecía que ni querían).
Finalmente, hay que recalcar que jugablemente era brillante tanto por los puzles (el del piano ha hecho sudar la gota a más de uno, ¿verdad?), como por los combates, que nos permitían elegir huir o afrontarlos. Lo primero era lo más sensato, pero como había armas para el cuerpo a cuerpo uno podía elegir siempre qué hacer incluso aunque no tuviera munición. Además, su banda sonora, firmada por 'Yamaoka' es única en su espécie. Ah, y a nivel argumental, y aunque lo más grande llegaría con su secuela ya en PlayStation 2, era otro portente. Un argumento con múltiples finales, lo que aseguraba una rejugabilidad más que digna en un juego no muy largo, eso sí, y con una historia tan enrevesada y compleja como original y sorprendente. Una que ni siquiera acabó ahí, ya que tanto 'Silent Hill Origins' como 'Silent Hill 3' siguieron esa línea argumental de manera magistral.
En definitiva, otro ejemplo más, de que muchas grandes sagas no solo empezaron en PSone, sino que tuvieron en ella algunas de sus mejores entregas. Además, la versión de la Store no solamente es la misma que tuvimos aquí en España (por lo tanto, traducida), sino que también es más barata que los juegos de la saga 'RE'. Por 6,99 euros, y un espacio de 297 megas será tuyo. Una vez más, jugarlo en nuestra portátil con cascos y sin luces supone una experiencia inolvidable. Además, este sí es compatible con PS TV.