El 28 de Junio 2015 | 09:09
10- 'Final Fantasy VIII': El rey ha vuelto
Por más larga que pudiera ser la sombra de 'Final Fantasy VII', tal y como he dicho antes, cada nuevo juego de Squaresoft era sinónimo de éxito. Y no solo comercial, sino también en cuanto al sabor de boca que dejaba a aquellos jugadores que desengranaban todos los entresijos del producto. Y la octava entrega de la saga de rol por excelencia en consolas no fue una excepción. Más allá de las polémicas surgidas con el paso de los años sobre si el argumento del título tenía o no ciertas lagunas (un debate que personalmente nunca me ha parecido demasiado justo), lo cierto es que hoy en día sigue siendo para muchos uno de los tres mejores juegos de la saga, y eso es mucho decir. A nivel subjetivo, y para mí, siempre será mi favorito tras el séptimo.
Y no hay pocas razones para ello. Considero que, salvando distancias, aquella magia de la que os he hablado en el capítulo anterior, aquí se conservó con creces. Y lo mejor de todo es que se hizo creando un juego totalmente nuevo. Sí, era un 'Final Fantasy' igualmente, pero tuvo el acierto de innovar descaradamente, de introducir nuevos elementos que encajaron con maestría, y de cambiar la ambientación tan típica de la saga por una más realista, pero que al mismo tiempo seguía mezclando aspectos más arcaicos y medievales (como la brujería) con otros totalmente futuristas. Una ambientación que se nutría de un mundo en el que además, los personajes cobraban por primera vez en la saga una forma muy realista. Eran como de carne y hueso, no solamente a nivel gráfico, sino incluso por la capacidad que tenían de evocar emociones constantemente. Emociones muy empáticas con la realidad que vivimos nosotros mismos en el día a día. Sí, todos sabemos ya a estas alturas (y sino, debes saberlo) que 'Final Fantasy VIII' alberga en su interior una de las historias de amor más bonitas que existen en videojuego alguno, con permiso de la décima entrega de la saga, que sería un más que digno rival en ese aspecto.
Pero más allá de un argumento lleno de giros inesperados, situaciones de acción memorables (como lo vivido en el exámen de 'Dollet'), y un tratamiento del tema del espacio-tiempo magistral (me considero un seguidor de ciertas teorías sobre el argumento del juego y el tema de las brujas), dónde más arriesgó 'Final Fantasy VIII fue sin lugar a dudas en su sistema de batallas y de menús. En esta ocasión no había materias, y ni siquiera había puntos de magia (aquí el PM significaba poder mágico), sino que todo se basaba en los 'Guardian Forces', o lo que es lo mismo: las invocaciones de esta entrega. Además de aparecer como personajes hablantes durante el transcurso de la historia, pues muchas veces había que vencerlos para obtenerlos, y de ser importantes en el argumento del juego, eran clave en el sistema de aprendizaje de los personajes. Cada 'GF' podía ser "equipado" a un personaje, y de esa forma ese personaje podría invocarlo por un lado, pero también aprendería una serie de habilidades por otra.
Y las posibilidades eran múltiples, sumamente importantes, y tremendamente efectivas. El sistema de batalla era tan rico, que en esta ocasión subir de nivel no era tan importante como en otras ocasiones. Sí, se podía hacer y de hecho se podía llegar hasta nivel 100 (dejando ese 99 tan típico), pero si queríamos aumentar los atributos de nuestros personajes, tales como la fuerza física, o la defensa mágica, había que enlazar magias. Y esta vez las magias ni se compraban, ni se encontraban, sino que se extraían directamente de los enemigos durante los combates. Vamos, que era un comando más. Puede que ese fuera otro de los elementos más polémicos y controvertidos de esa entrega, pues para algunos era aburrido tener que extraer la magia de los enemigos, pero con el tiempo se le cogía el gustillo, y si no se abusaba de ello (para aumentar demasiado pronto los atributos), la dificultad del juego era altamente gratificante con el jugador.
Pero el sistema era más complejo de lo esperado en un primer momento. Extraer magia de los enemigos podía ser una tarea tan divertida como difícil en ocasiones. Divertida porque cada tipo de enemigo escondía magias distintas, pero siempre las mismas, y eso invitaba a descubrir nuevos enemigos y magias constantemente; y difícil porque cuánto más valiosa fuera esa magia, más costaría ejecutar correctamente el comando extraer. Ah, y no siempre conseguíamos extraer una gran cantidad de magias. Por si fuera poco, cada tipo de magia era más efectiva para ser enlazada a según qué tipo de atributos. Por ejemplo, en la fuerza física una magia como Piro iba mejor que otra como Hielo, pero no así para la defensa física. Y para liar más el asunto, si en vez de 50 unidades de magia Piro, teníamos 100, el atributo subía el doble. Algo que, como habrás podido deducir, implicaba que usar esa magia en combate (y por tanto restar las unidades totales), podía reducir en vivo y en directo el atributo en cuestión. Estratégia, toqueteo de menús constantemente, y posibilidades y experimentación por doquier.
Algunos usuarios se quejaron que tras conocer qué magias eran más efectivas en cada tipo de atributo, el juego podía tornarse demasiado fácil si uno se dedicaba a extraer constantemente. Sin embargo, no hay peor error que buscar uno mismo un defecto que de otro modo no existiría. Sin abusar de ello, y sobre todo la primera vez que uno disfruta del título, la experiencia no podía ser más que satisfactoria. Por si fuera poco, no desde el principio se podía enlazar cualquier magia a cualquier atributo. Para disponer de la posibilidad de activar una "ranura" de atributo, había que aprender esa habilidad con el 'GF' en cuestión, y además tenerlo equipado. Sí, los 'GF' volvían a coger protagonismo, y no solo nos ayudaban a activar la opción de enlazar magias a los atributos, sino que son los que nos daban los distintos comandos de batalla (atacar, magia, extraer, y otros muchos originales de cada 'GF'), o los que aumentaban las habilidades de menú disponibles, tales como elaborar objetos, o convertir cartas.
Y esa es otra de las grandes virtudes del juego. Su juego de cartas, es probablemente uno de los mejores minijuegos (casi un juego aparte por su profundidad) que ha tenido nunca la saga. O por lo menos uno de los más queridos por los fans. Además de ser útil para conseguir objetos, o divertido para acceder a eventos argumentales exclusivos, suponía un entretenimiento muy completo y profundo. Las reglas al principio eran sencillas, pero poco a poco se iba complicando hasta crear partidas inolvidables. Aunque algunos crean que cuando había demasiadas reglas, el juego era incontrolable, lo cierto es que tras muchas partidas, uno podía darse cuenta de que aún con esas, no todo era caótico o dejado al azar. Se podía llegar a dominar hasta extremos insospechados.
Llegados a este punto, podríamos enumerar otras muchas novedades que fueron más o menos acertadas, pero que cuanto menos encajaron bien y funcionaron: desde la manera de afrontar los límites de los personajes (la forma de conseguirlos o ejecutarlos era distinta según cada personaje), hasta la manera en la que se conseguían las armas, pues aquí no eran objetos, sino que mediante objetos varios podíamos fabricarlas en tiendas. Sin embargo, creo que una vez más en la saga se consiguió que aún tocando todos y cada uno de los apartados jugables, estuviéramos ante una nueva obra maestra. Una que demostraba que Square seguía por el camino correcto. Aquel que en una época de esplendor, nos brindó multitud de joyas en nuestra querida gris de Sony Computer Entertainment.
En definitiva, un título que siguió la estela del anterior, pero con una personalidad muy marcada, e incluso diría que muy diferenciada al resto de la saga, y en esencia un título que brilló en todos y cada uno de sus apartados: es largo, variado, gráficamente espectacular, excelente en su propuesta jugable, precioso a nivel argumental, y con una banda sonora espectacular. Al igual que los dos anteriores, 'FFVIII' se encuentra actualmente rebajado en la Store hasta el próximo día 1 de julio. Su precio normalmente es de 9,99 euros, pero lo podréis comprar por 5 hasta entonces. Eso sí, no es compatible con PS TV (si con el resto de plataformas), y es el título que más espacio ocupa de entre todos los clásicos de la Store: la friolera de 1.797 megas.