El 30 de Agosto 2016 | 09:46
A pesar de que la producción de videojuegos en Corea del Norte se ha quedado en el anecdótico 'Pyongyang Racer', no es menos cierto que han existido juegos que han querido transmitir toda la ideología implantada en el país, pero fuera de sus fronteras. Este es el caso de 'Glorious Leader', creado por la compañía estadounidense Moneyhorse.
Esta empresa proclamada anticapitalista publicó este videojuego a principios de 2014. El objetivo del mismo no es otro que ensalzar la figura de Kim Jong-un, y no mostrarle como un personaje dictatorial, sino casi como un héroe en la lucha del imperialismo y capitalismo norteamericano.
A pesar de que su creador, Jeff Miller, quiso dejar claro en una entrevista al diario The Guardian, que su juego se trataba de una sátira a la situación de Corea de Norte, y que nunca buscaban justificar los problemas de derechos humanos que sufre la población norcoreana. La realidad es que el objetivo de este título busca que el jugador sea como Kim Jong-un, y mantenga su lucha frente al capitalismo procedente sobre todo de Estados Unidos.
Pero la crítica o ensalzamiento al comunismo que tiene este juego llega a tal nivel, que uno de los jefes finales a los que nos tenemos que enfrentar es la propia Estatua de la Libertad, que según este título, es una gran máquina de destrucción del gobierno norteamericano lista para actuar cuando Estados Unidos lo precise.
La lucha contra un régimen
En el lado opuesto, también nos encontramos videojuegos que han querido mostrar la debacle social que se vive en Corea del Norte. Este es el caso de 'Mercenaries: Playground of Destruction' desarrollado por Pandemic, y lanzado en el año 2009. En este título se ensalza la figura de Kim Jong-un como el máximo responsable de que las dos Coreas no lleguen a un entendimiento, y a la consecuente paz entre las dos naciones.
En este juego de acción en tercera persona debemos escoger entre tres mercenarios de un cuerpo privado de élite llamado el OpEj, los cuales tendrán que detener las acciones del dictador, el cual no tiene un nombre real y pasa por se llamado como Choi Kim.
Existen otros ejemplos de videojuegos que han tratado el tema de Corea del Norte, como puede ser la saga 'Homefront', pero estos dos títulos son el claro ejemplo de cómo los videojuegos pueden aportar diferentes visualizaciones de un mismo problema. A pesar de que el concepto original de un juego es la diversión, se ha demostrado cómo éstos pueden ser utilizados para fines políticos, tanto para ensalzar un ideal político como para criticarlo.
Sin duda Corea del Norte no va a pasar por ser una gran potencia creadora en la industria del videojuego, pero sí es un ejemplo de cómo a través del juego se pueden eliminar barreras ideológicas, o apoyarlas. La realidad es que al observar países y circunstancias sociales como la que hemos planteado con Corea del Norte, podemos llegar a la conclusión que debemos dar gracias por vivir en un país y en una sociedad donde la libertad, a pesar de que algunas veces no lo parezca, está al alcance de todos los ciudadanos.