El 9 de Febrero 2017 | 18:50
¿Recordáis la franquicia 'Project Zero'? En los títulos de la misma la cámara fotográfica jugaba un especial papel a la hora de enfrentarnos a los fantasmas que encontrábamos a lo largo del desarrollo de los títulos. En 'Shutter' nos enfrentamos a situaciones que nos recordarán a esta saga, ya que parte de la historia se desarrolla a partir de las misteriosas apariciones que el joven fotógrafo profesional Tun encuentra en sus fotografías una vez realizadas, jugando con uno de los recursos más habituales del género, el habitual ente que el ojo no ve pero los dispositivos sí.
Un accidente con consecuencias
Tun comenzará a observar presencias en sus fotografías a raíz de un accidente de coche que tiene con su pareja, Jane, en el que atropellan a un peatón durante una noche en mitad de una carretera rural silenciosa y solitaria, por lo que deciden negarle cualquier tipo de atención y continuar con sus vidas como si no hubiese ocurrido nada.
Es tras el accidente cuando Tun comienza a notar las presencias en sus fotografías, mientras que Jane se enfrenta a pesadillas todas las noches a medida que su círculo de amistades más cercano comienza a morir. Cuando deciden hacer frente a sus actos y regresar al lugar donde tuvieron el accidente encuentran que nadie recuerda al misterioso peatón, es más, ni siquiera hay noticias sobre el levantamiento de un cadáver en la zona, lo que intriga a ambos, pues saben que poco a poco se acerca su final y deben poner solución.
Como ocurre con varias de las películas mencionadas, también compitió en la sección oficial del festival de Sitges, aunque en esta ocasión Banjong Pisanthanakun y Parkpoom Wongpoom, directores de la película, no obtuvieron ningún reconocimiento del festival, sí del público, que aunque reconoció su escasa innovación dentro del género, confirmó que como producto de terror cumplía con los prometido, llegando incluso a compararla en efectividad con la ya mencionada 'The Ring'.
Nuevamente el mercado estadounidense se fijó en el potencial de la película y, cuatro años más tarde, lanzaba su propia versión de los hechos, ambientada en Japón, pero con personajes occidentales.