El 9 de Febrero 2017 | 18:50
Nuevamente nos encontramos ante una producción de Corea del Sur que contó con presencia en el festival de Sitges durante el año 2003, estando nominada a mejor película gracias a que en esta ocasión son dos hermanas sobre las que gira toda la trama que se encarga de dirigir Kim Jee-woon, al que hemos podido ver también al mando de películas como 'El Último Desafío', que poco o nada tienen que ver con el género que más ha cultivado en los últimos años.
Para esta ocasión el director coreano se encarga de transformar en imágenes el guión que él mismo escribe, donde las dos hermanas, tras el fallecimiento de su madre, se trasladan a vivir a la casa paterna, donde residen junto a su madrastra tras pasar una temporada ingresadas en el hospital por diversos problemas médicos.
Mala convivencia
Al llegar a casa Eun-joo, la nueva esposa de su padre, no parará de acosarlas mientras el padre, lejos de estar ajeno a esta actitud, se muestra indiferente ante la situación, llegando al punto en el que las jóvenes son testigos de primera mano de distintas apariciones sobrenaturales en el entorno doméstico que no facilitarán la convivencia familiar, aunque no todo parece ser lo que en un principio se presenta como un problema de relaciones familiares.
A diferencia del resto de películas del género, donde parecemos encontrar claramente a un enemigo común para los personajes, el guión escrito por Jee-woon, que además toma como referencia una antigua leyenda, nos planteará una serie de investigaciones a medida que se desarrolla la trama donde todos los elementos que en principio se nos presentan como sobrenaturales cambian por completo su rol en la historia, llegando a su momento culmen en los dos giros que se producen en el último tramo de la película, que nos obliga nuevamente a reconstruir todos los pasos dados durante sus apenas 2 horas de duración.