El 24 de Enero 2016 | 10:29
Al terminar 'Cinders' me di cuenta de que había pasado unas cuantas horas entretenidas, leyendo una historia y formando parte de ella en cierta medida. Las novelas visuales, además, incitan a rejugarse ya que (al menos en algunos casos como este) sí varían de forma significativa la trama. En este caso, había descubierto una forma curiosa de exponer una novela visual y, por primera vez, había podido disfrutar de una historia alejado de esa escena japonesa que prolifera en este género.
Y lo cierto es que de la novela visual podrían aprender otros muchos tipos de juego, aunque parezca mentira. No sería la primera vez que saco en este espacio a relucir el trabajo que realiza Telltale Games con sus juegos, que en cierta medida también tienen mucho de novela visual: todos nos narran una historia y las interacciones más importantes del jugador son aquellas que cambian el devenir de los hechos, pero claro, no son las únicas que encontramos.
Es en esa necesidad extraña de que sigamos considerando a sus obras como videojuegos, donde algunos pecan. Telltale Games incorpora, en muchas ocasiones, momentos de interacción que no hacen ningún bien a la propia calidad del título, generando los ya criticados Quick Time Events o algunos momentos jugables que no aportan nada más que cortar el ritmo de la narración. Creo, firmemente, que muchos de los juegos de este estudio mejorarían enormemente si bebiesen más de los elementos vistos en estas novelas visuales que en otros videojuegos.
Al final, podamos considerarlos videojuegos o no, la novela visual demuestra que tiene suficientes exponentes hoy en día como para poder ser disfrutada por una buena parte de los usuarios. Si os gusta la lectura, las buenas historias, queréis interactuar con ella de alguna manera u os llama la atención, os recomendaría enormemente que echarais un vistazo a la enorme cantidad de ejemplos que se encuentran disponibles en el mercado. Estoy seguro de que alguna de las muchas historias posibles os podrán llamar la atención lo suficiente.
Por lo demás, en realidad, tampoco es que sean obras excesivamente recomendables, ni aportan demasiado a lo que es la industria de los videojuegos en general. Pero en la variedad está el gusto y estoy totalmente convencido de que las novelas visuales pueden contentar enormemente a un sector concreto de los jugadores, que a lo mejor solo buscan disfrutar de buenas historias pero también quieren tener un cierto grado de interactividad, pero sin pasarse. Además, como os digo, no vendría del todo mal a ciertos estudios de desarrollo comprobar cómo a veces restar interacción significa sumar en la calidad final de las obras.