El 3 de Enero 2016 | 12:00
A pesar de que podríamos entender al pasado año 2015 como un período continuista para la industria de los videojuegos, la semana pasada ya os traje aquellos ejemplos de títulos que para mí habían conseguido innovar en mayor o menor medida lo que estábamos acostumbrados a ver hasta el momento. Sin embargo, a nivel comercial, sí que podemos dar por hecho que muchas de las grandes compañías han decidido apostar por un tipo de obra persistente.
Llevamos mucho tiempo hablando, generalmente en líneas negativas, sobre cómo afecta a nuestra economía comprar videojuegos. Y no es una cuestión que podamos evadir y es algo que ocurre: comprar un videojuego es muy caro y en estos días los usuarios se piensan más de una vez si hacer cada una de estas inversiones importantes. Si tenemos en cuenta que un lanzamiento novedoso de gran presupuesto cuesta unos 70 euros, nos encontramos con la realidad de que los compradores solo pueden asumir la compra de unas pocas obras al año.
Elegir es importante para los compradores y las compañías se han dado cuenta de ello. Hemos sido testigos, a lo largo de 2015, de cómo títulos como 'The Order 1886' han sido duramente tratados por la crítica y por los propios usuarios. Echando un vistazo atrás y viéndolo en perspectiva, más que por considerarse una obra simple y con pocas novedades palpables respecto a otros shooters en tercera persona, el principal problema era su duración. O más concretamente, su duración respecto a su precio de 70 euros.
Si tomamos como ejemplo a la última obra de Ready at Dawn, nos daremos cuenta de que incluso antes de salir al mercado, los principales motivos para criticar a 'The Order 1886' eran sus seis horas (aproximadamente) de duración. Los jugadores lo empezaron a tener claro: si tengo que pagar 70 euros por un título, no lo voy a hacer por una obra tan corta que además ofrece pocos incentivos para ser rejugada. Invertimos en nuestro tiempo con los videojuegos, que no son precisamente baratos.
La respuesta que obtuvo en líneas generales casi fue unánime a medida que pasaba el tiempo: el título no era tan malo como algunos proclamaban, pero sí era una obra corta, así que los interesados decidieron esperar para realizar la inversión por 'The Order 1886' más tarde, cuando tuviera un precio reducido. Pagar 70 euros se había convertido en un lujo que solo algunas obras tenían el privilegio de disfrutar, iniciando la llegada de estos juegos con mundos persistentes.