El 6 de Diciembre 2015 | 10:46
Esa es la razón por la que este año he cogido con tantas ganas 'Call of Duty Black Ops 3', la última entrega de esa franquicia a la que yo llegué a despreciar y posteriormente casi a obviar, como si no fuese conmigo. Resulta que he encontrado en sus frenéticas, divertidas y sencillas partidas un refugio al que acudir durante un rato diario a soltar la adrenalina acumulada y a, simplemente, disfrutar del entretenimiento que también pueden y deben proporcionar los videojuegos.
Por supuesto que esta es una industria que debe madurar y evolucionar, claro que me alegro de encontrar tantos ejemplos de juegos que hacen las cosas tan bien en solo un año, como puede ser 'The Beginner's Guide' o 'Her Story' (por hablar de unos pocos), pero también se disfrutan de títulos como 'Call of Duty Black Ops 3', que forman parte de la industria de la misma manera que esas películas de acción sencillas llenan las salas de cine semanalmente. ¿Eso se carga un arte? ¿Eso hace que sea peor? No, simplemente consigue que pueda ser disfrutado por cuanta más gente mejor.
Juegos como 'Call of Duty', que evolucionan muy poco su concepto jugable año tras año, pueden ser ejemplos de muchas características malas de la industria, por supuesto. Pero no de todas ellas. Y claro que puede ser cansino tener que enfrentarse todos los años a una nueva entrega que apenas incorpora novedades suficientes como para justificar una compra. Pero nadie te obliga a comprarlo anualmente, y de esta forma disfrutamos todos: los que sí que gozan estos juegos todos los años y los que, como yo, de vez en cuando necesitan salir de una cierta dinámica que puede agotar un poco mentalmente.
Todos los que me estáis leyendo vivís vuestro propio momento, pero creo que lo importante es entender que todos ellos son respetables.