El 17 de Enero 2016 | 10:50
Mezclar ese lenguaje primigenio que hacían especiales a los videojuegos de antaño junto a algunos elementos muy novedosos, como la estupenda e increíble narrativa con la que cuentan estas obras de From Software, es lo que ha conseguido que estas obras terminen por ser tan recomendadas y disfrutadas por una parte de los jugadores. Querer enfrentarse a ese reto y darnos cuenta de que cada vez somos mejores jugadores, que saben entender lo que el juego quiere de ellos en cada momento es algo potencialmente adictivo.
También es importante, en estas obras, el factor multijugador. 'Bloodborne' y sus hermanos permiten jugar online, que entre otras muchas características nos permite ver esparcidos por los escenarios algunos mensajes dejados por otros jugadores. Estos mensajes suelen contener avisos o recomendaciones que otros viajeros han dejado como advertencia a los demás, aunque también podemos encontrar mentiras y otros escritos con la única intención de molestarnos.
Esos mensajes, tanto los buenos como los malos, también forman parte en cierta medida de ese aprendizaje que proponen 'Bloodborne' y los Souls. Si otro jugador te avisa sobre una posible emboscada, sabes más o menos cómo debes enfrentarte a ello porque muy probablemente hayas muerto alguna (o varias) veces por culpa de ellas. Lo mismo ocurre si algún jugador decide engañarnos y morimos por su mal consejo (que nos diga que si saltamos encontraremos un tesoro increíble, cuando en realidad solo encontraremos nuestro fracaso cayendo al vacío), también sirve para que aprendamos, a través de la muerte, a que no debemos fiarnos de todo lo que leamos.
Todos los videojuegos terminan convirtiendo a sus usuarios en mejores jugadores, ya que cuanto más se practica más se aprende. La diferencia está en la forma en que generas ese aprendizaje, ya que queda demostrado que ser mucho más duro a veces da mejores resultados, como ocurre con 'Bloodborne' y otros ejemplos de ese mismo estilo. La clave está en el que el jugador siempre sea consciente de que es él y no el propio juego el que le hace fallar sin parar, ya que será lo que le motive para conseguir ser un mejor jugador a cada nuevo intento.
La muerte forma parte de los videojuegos, pero hay algunos que saben utilizarla de forma inteligente para que entendamos que, a veces, el mundo virtual que visitamos va a ser muy hostil y en ningún momento se va a adaptar a nuestras exigencias, sino todo lo contrario.