El 11 de Octubre 2015 | 10:42
Hubo una época no muy lejana en que no había videojuego sin zombis. Ya fuese de una manera u otra, estos muertos vivientes, infectados, caminantes o poner el nombre que queráis, se dieron varios paseos por nuestras consolas de varias maneras, aprovechando la fiebre desatada, principalmente, por la serie de televisión 'The Walking Dead'. El apocalipsis zombi es una premisa interesante, que muchas obras a lo largo de la historia han plasmado en varias vertientes artísticas. Pero hay algo que destaca en todas ellas cuando, en general, son de buena calidad: los zombis no son los auténticos protagonistas.
Ya en 'The Walking Dead' (el cómic o la serie de televisión) lo podemos comprobar de una manera muy sencilla. En esta historia se produce el apocalipsis zombi, con la raza humana condenada a extinguirse por una rara enfermedad que los transforma en estas extrañas criaturas que solo reaccionan ante los impulsos más primigenios. Solo unos pocos consiguen sobrevivir y huir, enfrentándose a los evidentes peligros que este hecho devastador ha provocado en sus vidas y en el mundo en el que estaban acostumbrados a vivir.
La supervivencia es su única motivación y la obra se centra en un pequeño grupo de supervivientes que tratan de trabajar juntos para evitar el desastre. Lo bueno de 'The Walking Dead' es que la trama va evolucionando pero siempre en lo referente a los personajes humanos, con sus relaciones. El apocalipsis zombi siempre se mantiene en la misma línea, no evoluciona, no tiene un nudo y un desenlace. Siempre va a estar ahí y es algo que no se va a poder cambiar.
Sin embargo, 'The Walking Dead' sabe mostrar realmente hasta dónde puede llegar la raza humana en el peor de los sentidos. Hasta en el fin del mundo surgen problemas personales que no tienen nada que ver con ese objetivo principal que todos persiguen. El egoísmo, la traición, la mentira... surgen en nosotros hasta en una situación tan importante y peligrosa como la que se vive en esta historia. Porque los personajes consiguen adaptarse al nuevo mundo y entenderlo como el propio porque entienden que no van a poder hacer nada para evitarlo.