El 3 de Agosto 2015 | 17:45
El año pasado se presentó un misterioso proyecto a cargo de From Software conocido como 'Project Beast', algo cuyas primeras imágenes recordaban inequívocamente a los 'Souls', la franquicia de renombre creada por este estudio nipón comandado por Hidetaka Miyazaki. Fue en el E3 2014 cuando se confirmó la existencia de 'Bloodborne', con el creativo al mando de la dirección tras su descanso en 'Dark Souls 2', y que sería exclusivo de PlayStation 4. Sus primeras imágenes y gameplays mostraban una jugabilidad más rápida de lo acostumbrado, más ofensiva y una ambientación gótica con más personalidad, alejada de la fantasía medieval tan característica de este equipo. En definitiva, pensando en esto y en los precedentes de From Software, la expectación era máxima.
Una vez con el juego en nuestras manos, pudimos comprobar que estaba a la altura de lo que se le exigía, sobre todo un sistema de combate que cambiara nuestra manera de jugar y la misma dificultad de siempre. Lo primero se resolvió desde el mismo momento en que se prescindió del uso de escudos (hay uno, pero a modo de guiño, más que útil en sí mismo) y la posibilidad de llevar equipada un arma blanca más una de fuego. La primera se alejó de las típicas espadas y hachas para ofrecernos otras con diseños mucho más trabajados, como la cuchilla dentada o el Tronitus, como no podía ser de otra manera, modificables, mejorables y con varios movimientos cada una. Junto a esta, el arma de fuego podía cumplir dos funciones: una, para interrumpir un ataque enemigo y asestar un golpe letal; o dos, para asestar daño directo en caso de que fuera un cañón, sin duda, la más potente.
Sin embargo, la mayor virtud de 'Bloodborne' volvía a ser, una vez más, su dificultad bien entendida. Y es que hay videojuegos absurdamente difíciles, pero este simplemente basa su poder en hacer sentir vulnerable al jugador, en hacerle ser consciente de que no se podrá relajar ante cualquier situación o enemigo: todos son susceptibles de acabar con él al mínimo despiste o error de cálculo. 'Bloodborne' es sobre todo, exigente, en el sentido de hacer necesario dominar el combate, aprender los patrones enemigos y armarse de paciencia ante ciertos jefes finales. Es curioso como, pasados unos meses desde su lazamiento, la experiencia ha sido diferente para muchos jugadores: a cada uno se le ha atragantado un enemigo diferente, y eso lo hace aún más grande.
Lo mejor
- La ambientación y el diseño de escenarios, personajes, etc...
- Tan difícil y exigente como siempre
- Combate satisfactorio y novedoso respecto a lo conocido
Lo peor
- Técnicamente no es nada deslumbrante
- Tras 3 'Souls', la fórmula ya carecía de todo factor sorpresa posible
- El ser exclusivo de PlayStation 4 ha limitado su público en cierta manera