El 3 de Septiembre 2016 | 15:20
La proliferación de fanzines y autoeditados por España
A pesar de que los eventos principales les estén dando la espalda, los fanzineros y artistas no se han rendido a la hora de seguir llevando sus obras hecha son amor, cariño y muchas ganas a los usuarios. En el caso de Expomanga, Expocómic y la Manga Experience de la pasada Madrid Games Week, se instauró un concepto llamado "La Isla" que viene a ser como un grupo que contrata un espacio normalmente dedicado a stands comerciales para hacer de ello su Artist Alley.
¿Qué es un Artist Alley? Pues es un espacio que reúne a numerosos artistas y creadores para vender sus creaciones y diseños, además de aceptar encargos personalizados, y suponen uno de los muchos escaparates que tienen los fanzineros para dar a conocer sus obras ante miles de compradores potenciales. Aunque no está cien por cien dedicado a fanzines, dado que puede haber dibujantes que acepten encargos, que vendan chapas con sus diseños o incluso artesanos, pero es un espacio que los acepta.
Fuera de los grandes eventos de Madrid que se celebran en IFEMA y los de Barcelona en la Fira, siempre están los eventos denominados medianos en centros culturales y polideportivos que aceptan de buena gana a los fanzineros, aunque sea para llenar hueco que no han vendido a los stand comerciales. También tenemos los eventos dedicados a la propia autoedición y fanzines como Graf y Kboom! en Barcelona, que poco a poco están generando interés y suponen una cantera para editoriales.
Además, las nuevas tecnologías han apoyado mucho la proliferación de fanzines, como pueden ser los programas de dibujo y maquetación digital para crear fácilmente una mini-revista que mandar a la imprenta. Le siguen internet como plataforma para publicar fanzines que ya no tienen tirada comercial y pueden animar a comprar más en un futuro, o las redes sociales porque es muy fácil crearse una cuenta de Twitter o Facebook y subir pedazos de creaciones y que la gente lo comparta.
El crowdfunding también ha ayudado a que se hagan cómics de pequeña tirada, y aunque es más de autoedición, tenemos Game Boy Lands o algunos cómics de divulgación científica de Jordi Bayarri. Por último, tenemos la existencia de imprentas online sin pedido mínimo que aceptan pequeñas tiradas, basando su negocio en aceptar pequeños encargos aunque proporcionalmente el precio por impresión sea mayor, pero son clientes que ganan y trabajo que se llevan.
¿Por qué debería darle una oportunidad a un fanzine?
Principalmente, porque generalmente te van a dar algo que una editorial grande que va al público mayoritario no te va a dar, y es una libertad creativa como ningún otra. Los temas van desde los más mundanos, hasta el humor negro más cruel pasando por temáticas sexuales para mayores llevadas de distinta manera. No va a ser como comprar un manga licenciado que va a un público general, sino que son obras más arriesgadas y fuera de lo habitual generalmente, porque saben que tienen que diferenciarse de las grandes marcas aunque ésto pueda suponer algo en su contra.
Otro punto a su favor es que, si quieres comprar mangas o cómics puedes comprarlos en tu tienda habitual, mientras que un fanzine limitado puede ser esa obra que no sabías que querrías con ese autor que no sabías que te gustaba. Quizás esa parodia de 'Final Fantasy' te puede hacer reír más que otra cuenta de Facebook o Twitter con humor robado o condescendiente. Puede que ese recopilatorio de dibujos de personas con gafas tenga un artista que tenga un estilo perfecto para pedirle un encargo por las redes sociales y sea un regalo de cumpleaños perfecto para un ser querido. Y generalmente, un fanzine por norma general es más barato que un manga o un cómic licenciado, con lo que por el mismo dinero puedes llevarte más y de todo tipo.