El 29 de Agosto 2017 | 22:00
Antecedentes.
Un día como otro cualquiera en el barrio de Vallecas, situado en la bulliciosa ciudad de Madrid. Año 1990. Estefanía Gutiérrez Lázaro es una joven de 18 años que vive con sus padres y sus seis hermanos en un bloque de edificios típicos de la zona. Estefanía es una adolescente de lo más normal, con problemas típicos de las chicas de su edad, pero últimamente se ha estado interesando por el mundo paranormal. Lee con frecuencia revistas del estilo y en uno de los fascículos, acompañaba a la revista un tablero de ouija. Emplea el tablero en varias sesiones pero ninguna con ''éxito''. Un día, ella y dos compañeras de clase, deciden hacer una sesión de ouija en el baño del instituto. Una de sus compañeras había perdido recientemente a su novio en un accidente de moto y quería contactar con él. Las tres chicas se reúnen en el baño, ponen el tablero en el suelo y encima de él un vaso. Las jóvenes tocan el vaso con sus dedos índices y comienza la sesión. ''¿Hay alguien ahí?''. El vaso se mueve solo. Las tres juran no haberlo movido. Las acompañantes de Estefanía juran tiempo después que un humo negro se formó en el vaso. Una profesora interrumpe la sesión, rompiendo el vaso y es cuando ese humo negro entra en el cuerpo de Estefanía. Ninguna de las participantes se ha despedido ni ha dado por terminada la sesión. Mal hecho. Es en este instante cuando comienza la pesadilla de Estefanía para ella y su familia. Una pesadilla que durará más de un año.
Situaciones de terror extremo
La joven de 18 años nunca había sido diagnosticada de esquizofrenia o epilepsia, pero comienza a padecer episodios anormales, los ojos se le ponen en blanco, emite sonidos extraños, que se asemejan a una voz ronca de un hombre adulto. Estefanía es llevada una y otra vez a diversos médicos y especialistas, desgraciadamente ninguno es capaz de establecer un diagnóstico claro y convincente. La misma familia de la adolescente, comenta que llega incluso a adoptar posturas imposibles y que en varias ocasiones intenta agredir a sus propios hermanos. No sabemos hasta que punto estos sucesos son reales o si se trata de la propia sugestión de la familia, pero está claro que en esa casa, situada en la Calle Marín, están viviendo una pesadilla. Siguen sucediendo escenas de horror. Estefanía en algunas ocasiones se encuentra serena, pero cuando entra en trance, asegura a su familia que un grupo de personas, famélicas, rodean su cama y no paran de decirle ''Ven, ven hacia nosotros''. Un día de agosto de 1991, después de un año de desesperación y terror, Estefanía ingresa en el hospital Gregorio Marañón en coma profundo. Por desgracia, la joven de 18 años fallece esa misma noche. El parte médico es escueto y en él no aparecen detalles sobre la causa de la muerte de la joven: ''Asfixia Pulmonar en extrañas circunstancias''.
