El 23 de Mayo 2018 | 22:15
El no incluir a las personas con diversidad funcional en el ámbito de los videojuegos es una flagrante discriminación social. Hay quien considera que no es algo a tener en cuenta, puesto que hay otras luchas que deberían batallarse antes; lo cierto es que las batallas no tienen por qué llevarse a cabo una a una, y mientras se reclama que las calles sean aptas para todos, también se puede pedir lo mismo sobre los videojuegos.
Pecamos de inocentes en ocasiones, menospreciando el verdadero valor de los videojuegos como elemento socializador. A través de ellos, de sus historias, los más jóvenes (¡y los no tan jóvenes!) pueden aprender grandes lecciones sobre la vida sin necesidad de salir de casa; cuando, además, hablamos de personas que por un motivo u otro el moverse fuera de su hogar les resulta complicado (porque sufran una parálisis corporal grave, por ejemplo), esto es todavía más importante. No solo a la hora de usar los videojuegos como una fuente de enriquecimiento personal, sino también el usarlos como entretenimiento. Todos queremos disfrutar, de vez en cuando, de alguna partida que nos permita desconectar de nuestra rutina. ¿Por qué hay, a día de hoy, quien no puede hacerlo debido a sus características físicas?
La solución a este problema pasaría por pedir a las empresas que realizasen productos aptos para absolutamente todo tipo de personas, que incluyeran modos para quien tuviera diversidad funcional, que pensaran alternativas y las comercializaran. Básicamente, pedir que haya una igualdad de oportunidades también en este ámbito para aquellos que no pueden servirse de los juegos normativos por un motivo u otro.
El quid de la cuestión es que hay quien todavía no ve esto con claridad. En el año 2010, Sony ganó una demanda contra Alexander Stern, un jugador con diversidad funcional visual. Stern les demandó, alegando que no estaban cumpliendo con la responsabilidad que la ley de Estados Unidos le achaca, que es el proporcionar un acceso inclusivo a las personas con diversidad funcional a sus videojuegos. Por desgracia, la respuesta del tribunal fue a favor de Sony, puesto que entendió que un juego de esta empresa no puede ser considerado un establecimiento público y, por tanto, no viola la legislación actual al respecto. Con lo cual algo nos señala que todo debería empezar por un cambio en las leyes.
¿Hay juegos aptos para personas con diversidad funcional?
Por suerte, hay algunos videojuegos que sí que pueden ser considerados aptos para personas con diversidad funcional; son los menos, pero los hay. El año pasado, nuestro país fue pionero en este ámbito, puesto que unos desarrolladores crearon 'ArcadeLand', un videojuego apto para personas con parálisis cerebral.
'ArcadeLand' nació como el primer videojuego "del mundo adaptado para personas con movilidad reducida, en especial con parálisis cerebral", y fue desarrollado por SonyComputer Entertainment en colaboración la Obra Social la Caixa. Lo mejor de este videojuego es que su objetivo no es, como sí que sucede en muchos otros videojuegos adaptados, terapéutico; lo único que se pretende es que los usuarios jueguen. "Estas personas hacen un esfuerzo enorme todos los días con rehabilitación y terapia, y ello les quita tiempo para el ocio o para estar con sus amigos. Este juego es para eso, para jugar", explicó Ignacio García Perea, el director del Centro de Terapia Neurológica Monte del Pilar. Como bien señaló, el objetivo es que "la sociedad empiece a adaptar los entornos a las personas con diversidad funcional y no al revés".
Este videojuego está disponible para la PlayStation4 y, gracias a una cámara que va captando los movimientos del tronco, de la cabeza y de los ojos, no hace falta mando. No es apto para todas las personas con diversidad funcional, puesto que hay diferentes tipos de patologías, pero "se ha incluido a la horquilla más grande posible", explicó Perea.
Por desgracia, 'ArcadeLand' sigue siendo un único videojuego en un ámbito en el que cada semana se lanzan cientos de videojuegos nuevos, y no viene a solucionar el problema en sí mismo. Todo parte de la necesidad de una concienciación por parte de la sociedad, que debe comprender que todos los ámbitos deben estar controlados por la inclusión; que no se debe pensar solo en la mayoría, sino en el conjunto social al completo. Esto debe extrapolarse a absolutamente todos los ámbitos. Por poner un ejemplo fuera del mundo de los videojuegos: si ya hay salas de cine que pueden acoger a personas con todo tipo de diversidad funcional, ¿por qué no sucede en todas? La respuesta es sencilla, y es que para conseguir esto habría que hacer una inversión económica. Mas, pensándolo fríamente: ¿hay algo más productivo en lo que invertir que la inclusión social?
Desde Xbox han decidido que no hay nada mejor, y que la inclusión social debe ser a partir de ahora una de sus prioridades. Es por eso que por fin han presentado el mando adaptativo en el que llevan años invirtiendo tiempo y esfuerzo, y gracias al cual podrán jugar personas con muchos tipos diferentes de diversidad funcional. Es un mando que se adapta a cualquier tipo de juego, con el cual es fácil cambiar los detalles para adaptarlo tanto a las manos como a los pies, y que facilitará la inclusión de las personas con diversidad funcional en el mundo de los videojuegos. ¿Tomarán el resto de empresas la misma iniciativa?