Por Marco Gonzálvez
El 30 de Septiembre 2017 | 20:04
Variedad Vs. Especialización
En el terreno mecánico las novedades son pocas, aunque profundas. Hace unos días un amigo me decía que durante un mantenimiento programado de 'Destiny 2' volvió a visitar la primera incursión de 'Destiny' y que todos los cambios que se percibían eran puramente visuales. Disparar era en 2014 la mejor sensación que un FPS nos dejaba en años y sigue siendo en 2017 tal que así. El feeling de la mecánica de disparo se siente único y pulido hasta extremos que pocos estudios saben alcanzar, siendo ésta una de las principales razones por las que jugar a esta licencia es sencillamente adictivo.
El mayor cambio en el terreno jugable es la organización de las armas, que ahora ya no se separan con la estructura del juego original, si no que tenemos fusiles de fusión, pistolas, rifles automáticos y subfusiles como armas principales y secundarias en función de si tienen daño elemental o no y por último armas destructivas que engloban lanzagranadas, espadas, lanzacohetes fusiles de precisión y escopetas, siendo estas armas mucho más poderosas que sus predecesoras y con una munición mucho más limitada.
El nuevo esquema no sentó bien a la comunidad la primera vez que supimos de él, pero con el tiempo nos ha permitido adaptarnos y aprender que la decisión es en realidad acertada, especialmente porque ahora las armas más potentes cobran una importancia capital a lo largo del juego y en los enfrentamientos más duros.