Por Marco Gonzálvez
El 27 de Agosto 2017 | 22:00
Durante la beta de 'Destiny 2' en consolas corrieron ríos de tinta y se subieron toneladas de vídeos a YouTube tratando la problemática del equilibrio en el juego. A pesar de estar hablando de una prueba que correspondía al estado del juego unos tres meses antes de la apertura de la misma, ya se podían vislumbrar algunas decisiones de diseño que, de no modificarse, cambiarían por completo lo que 'Destiny' supone para los jugadores que han pasado los tres últimos años de su vida dedicando cientos de horas al nuevo universo de Bungie.
Y no exagero ni un poco al decir que el proceso mental que llevo al estudio a centrar el equilibrio de las armas y los tiempos de recarga de las habilidades en el PvP habría matado el juego en el mismo día de su nacimiento. Primero porque el PvP de 'Destiny' no pasará a la historia como uno de los mejores de su época, segundo porque el PvE es lo que movía a la gran masa de usuarios con sus diversas actividades centradas en la obtención de los preciados botines en forma de armas legendarias y piezas de codiciadas equipamiento.
Por suerte para detectar este tipo de cosas a tiempo están precisamente las betas. Desde que los usuarios levantaron las antorchas al comprobar cómo había cambiado la estructura del juego para esta secuela se han tomado medidas desde Bungie para devolver la cordura al juego. Según los americanos ahora las granadas y las súper cuentan con tiempos de refresco más cortos, además se ha aumentado la puntuación necesaria para ganar en modos como Control para permitir que todos los jugadores puedan hacer uso de una súper cargada al menos una vez por partida.
Por supuesto todo esto no será suficiente hasta que tengamos el juego en nuestras manos y podamos dictaminar si realmente el PvE está a salvo, si será plenamente disfrutable o si por el contrario se habrá convertido en una modalidad secundaria frente a un PvP que nada aporta al género.