El 30 de Septiembre 2018 | 12:00
Ya sabemos, pues, por qué nos gusta pasar miedo a los seres humanos (aunque no terminemos de comprenderlo; somos, a fin de cuentas, seres complejos). Mas, ¿qué es lo que nos provoca terror en el cine? A esta pregunta hay una inmensa cantidad de respuestas, puesto que el género de terror tiene una gran cantidad de subgéneros. No obstante, vamos a tratar de reducirlo lo máximo posible para así dar una explicación convincente a qué es lo que realmente nos da miedo.
Dentro del terror, lo paranormal es lo que más suele llamar nuestra atención, sin lugar a dudas. Fantasmas, posesiones, demonios, casas encantadas... ¿Cuántas películas hay al respecto? ¡Miles! ¡Cientos de miles! Lo paranormal, aquello que creemos que podríamos encontrarnos en nuestro día a día (pese a que no lo hagamos), es uno de los temas que más suele llamar la atención de los espectadores. Está muy relacionado con el hecho de que la muerte nos produzca un miedo atroz; detrás de la muerte, lo que se supone que encontraremos es lo paranormal.
Aunque también está el subgénero postapocalíptico, con todo lo que ello conlleva: pandemias, invasiones extraterrestres, zombies devoradores de cerebros... De nuevo, todo muy relacionado con la muerte y con la lucha por la supervivencia. Nuestro instinto natural es el de sobrevivir pese a todo, el de tratar de aferrarnos con uñas y dientes a la vida; nos gusta llevarnos a nosotros mismos al límite, y ver hasta cuándo podríamos realmente tratar de sobrevivir.
Todo esto está muy relacionado con el hecho de que el cine de terror, independientemente del subgénero que sea, se dirige siempre a nuestros miedos arquetípicos. Como explica Paul J. Patterson, profesor de la Universidad Estatal de San José, en Estados Unidos, "se puede ver en toda la historia cómo cada generación ha definido el terror a su manera y se convierte en gran medida en la idea de que es algo fuera de nuestro entendimiento que nos amenaza". Las personas, además, disfrutan ampliamente las emociones, ya sean estas negativas o positivas, puesto que sin ellas la vida no tendría demasiado sentido.
El terror en el cine
Hemos hablado ya del terror en general, y de por qué nos gusta pasar miedo en el cine, así como de las distintas formas de pasar miedo viendo una película. Mas hay algo que nos queda por analizar: ¿cómo nos provocan terror mediante una película? Esta respuesta es mucho más sencilla de lo que pudiéramos imaginar: se basan de los sonidos, las imágenes y, sobre todo, de hacernos empatizar con las diferentes víctimas que van apareciendo.
Los sonidos fuertes, estridentes, estrepitosos, siempre acaban provocándonos un gran sobresalto y una sorpresa considerable. Esta es una de las formas de generar terror más sencilla de todas, y es por eso que es también una de las más criticadas; los espectadores acaban viéndola como algo predecible, y algo que ya no es digno de admirar. Lo mismo sucede con los sobresaltos visuales, como cuando un ser aparece de repente y nos asusta. Sí, gritamos, temblamos, y en ocasiones hasta maldecimos... Mas no deja de ser un sobresalto sencillo. Hay formas mucho más complejas de provocarnos terror.
Una de las más acertadas es la de obligarnos, en cierta medida, a empatizar con la víctima de la película. Nos pone en su piel, nos hace sentir como si lo que le sucediera a ella nos va a pasar en realidad a nosotros, y eso nos provoca una angustia vital que difícilmente seremos capaces de eliminar. Esto es especialmente útil en géneros que implican una lucha por la supervivencia; esas películas de zombies, por ejemplo, en las que abandonamos el cine pensando en cómo podríamos tapiar nuestras ventanas lo más rápido posible, cómo podríamos escondernos en nuestra casa y sobrevivir todo el tiempo que pudiéramos.
También hay otras técnicas, bastante más sutiles. Por ejemplo: hacernos sentir angustia por una situación determinada, mas sin provocar en nosotros ningún tipo de empatía. Esto sucede sobre todo en las películas en las que vemos cómo el protagonista trata de huir, pero siempre es encontrado; quizás no terminemos de sentirnos dentro de él, pero sí que nos dan ganas de gritarle para que acelere el paso. O cuando sabemos que el protagonista se va a dar de bruces con la fuente de todos sus miedos; queremos advertirle, pero es imposible, y ese sentimiento de impotencia es muchas veces más acuciante que el propio miedo.
Lo cierto es que, sea como sea, los seres humanos disfrutamos pasando miedo siempre y cuando sepamos que este no es real, que podemos controlarlo, y que acabaremos saliendo con vida de esa hipotética situación. Las películas de terror son nuestra fuente de escape predilecta a la hora de liberar todas esas emociones, esas endorfinas, que luego nos harán sentir completamente eufóricos. ¿A vosotros os sucede lo mismo con el cine de terror, o preferís cualquier otro género cinematográfico?