El 13 de Febrero 2016 | 10:40
Esta semana Xbox Time girará en torno a un nuevo debate que se ha abierto hace escasamente unas 48 horas, hablo como todos habéis podido deducir del triángulo amoroso Microsoft, Xbox One y Windows 10, una relación que ha dado un vuelco espectacular estos días y que abre un nuevo panorama dentro de la industria asó como también en la propia Microsoft.
El mundo de los videojuegos siempre ha sido un sector realmente competitivo y feroz por donde han pasado grandes compañías, empresas que han acabado desapareciendo del mapa o dando un paso atrás para acabar perdiendo el protagonismo que un día tuvieron. Uno de los últimos recién llegados a este ruedo fue Microsoft, quien a caballo entre 2001 y 2002 lanzo al mercado la primera consola Xbox, una máquina realmente potente que intento asentar un golpe encima de la mesa dentro de una generación sentenciada desde el primer momento por parte de Sony y PlayStation 2.
Microsoft intento meter la patita en un territorio dominado por Sony y Nintendo, una competencia descomunal que nos hizo disfrutar posiblemente entre los años 2005 y 2013 de posiblemente una de las mejores generaciones de videoconsolas y juegos, incluso me atrevería a decir que ha sido la mejor (obviamente bajo un punto de vista totalmente personal).
Con la salida al mercado de Xbox 360 Microsoft empezó con muchísima fuerza, acompañando a su consola de grandes lanzamientos y en su inmensa mayoría títulos exclusivos, de producción propia o desarrollados por terceros. Lo cierto es que daba igual por qué, pero la compañía con sede en Redmond tiraba de talonario y ofrecía motivos más que suficientes para que todo el mundo se sintiera cómodo y a gusto en su consola.
Sin embargo, esa situación "idílica" era algo que obviamente no podía perdurar mucho en el tiempo ya que necesitaba de una importante y constante inversión, además de otros factores que influyeron como las enormes pérdidas que produjeron las temibles luces rojas en las arcas de Microsoft. Los últimos dos años de vida de Xbox 360 (como plataforma principal de Microsoft), ya nos dejaron situaciones comprometidas con pocos lanzamientos y centrada en otras experiencias como podría ser Kinect.
Este nuevo rumbo que tomo Microsoft a finales de generación dando más importancia a otros "extras", como el anteriormente mencionado Kinect, hicieron que muchos usuarios no acabaron del todo contentos con los últimos coletazos de vida de Xbox 360, una situación que se vio agravada por el excelente momento de forma que vivía PlayStation 3.