El 25 de Agosto 2017 | 09:17
Contrabando a Estados Unidos
El cártel debía innovar constantemente sus formas de introducir el contrabando en Estados Unidos y lo hicieron camuflándola en todo tipo de cosas. Los agentes de aduanas sólo podían registrar el 3% de nueve millones de containers que llegaban, por lo que las probabilidades eran muy buenas para los narcos. Madera, chocolate de Ecuador, cemento, café e incluso materiales tóxicos como sosa caustica eran algunos de los productos que utilizaban para pasar la cocaína.
La vía marítima era la más utilizada por el cártel debido a su seguridad, pero también fueron pioneros en el transporte por avioneta con varias toneladas de droga. Compraban una en el mercado de segunda mano por un millón de dólares o menos y al llegar al destino, normalmente México o Estados Unidos, la abandonaban.
Conquistando el mundo
La cocaína del cártel de Cali llegaba a un sinfín de países. Tenían bases de distribución en Nueva York, Miami y Los Angeles dentro de los Estados Unidos. México fue un blanco fácil gracias a la colaboración con otros cárteles y la corrupción del país. Ecuador y Perú funcionaron como trampolines para llegar hasta Europa. España era la puerta de entrada en nuestro continente, cuyo principal mercado era Alemania y llegaba incluso a Rusia por el puerto de San Petersburgo. En su momento más álgido, el cártel de Cali producía el 90% de la cocaína del mundo.
Cuando la droga llegaba a Estados Unidos, la oficina central mandaba por fax al jefe de cada célula el listado de compradores, la cantidad de la venta y sus números de busca. Entonces, se organizaban las reuniones para distribuir la droga y luego, una vez vendida, volvían a quedar para hacer los pagos. Eran reuniones muy cortas en las que ambas partes debían contactar con la cabeza de la célula después de haber terminado. Si este contacto no se producía o se tenía alguna sospecha, la célula se cerraba inmediatamente y se abría otra, da igual el dinero que perdieran. En una redada en Queens, los agentes se encontraron drogas, armas y más de un millón y medio de dólares en efectivo, pero ni rastro de los traficantes.