El 28 de Diciembre 2016 | 12:04
Sinceridad ante todo, independientemente de los tabúes
Quizás hubiera sido mucho más fácil para ella mantenerse en un discreto segundo plano. No hacer comentarios sobre sus adicciones, mantener en la intimidad su enfermedad mental y, de esta forma, no ser tan duramente juzgada como lo fue. Porque pese a que ahora se la alabe, en su momento también se la criticó con fiereza. Tuvo que leer palabras tanto del público como de los medios de comunicación que, sin duda, le dolieron y le hicieron plantearse dos veces si merecía la pena todo lo que estaba haciendo.
Pero no cedió. Fisher fue una incansable activista, tratando siempre de eliminar todos los estigmas en torno a las enfermedades mentales. Aunque eso también le provocó algún pesar, por supuesto; como ella misma explicó, "toda la vida he esperado para que me dieran un premio como actriz o guionista, y ahora recibo todo tipo de premios por tener una enfermedad mental. Parece ser que soy muy buena en ello". Sin perder ni un ápice del humor que la caracterizaba, esta fue su forma de mostrar su desacuerdo con cómo la sociedad la había "premiado" por su sinceridad.
Porque además de ser una luchadora nata, también fue una increíble actriz y una estupenda guionista, aunque esta última labor nunca le fue especialmente reconocida (al menos, en vida). Esta faceta suya de guionista ya se pudo apreciar en las películas de Star Wars, donde ella misma hacía anotaciones a los guiones e iba cambiando todo aquello que le parecía que no encajaba. Además de esto, también ha trabajado como guionista en proyectos como Hook, de Steven Spielberg, o las precuelas de Star Wars, entre otras. Puede que este reconocimiento póstumo que muchos medios están concediéndole ahora fuera lo que Fisher necesitaba antes, lo que le hubiera venido bien leer en vida.