El 28 de Diciembre 2016 | 12:04
Su vida, una lucha constante que jamás abandonó
Carrie Fisher debutó como actriz en 1977, cuando apareció la primera película de 'Star Wars'. Pese a lo famosa que se hizo con la saga, su carrera cinematográfica no despegó tanto como en un principio pudiera haberse imaginado, quizás por los problemas personales contra los que tuvo que luchar durante todo ese tiempo. Y es que tras Star Wars, Fisher admitió públicamente tener problemas de adicción tanto con algunas drogas como con el alcohol.
En lugar de mantenerlo todo en silencio, en lugar de esconderlo y fingir que no sucedía nada, Fisher decidió hablar en público de todas las batallas que había tenido que llevar a cabo. No tuvo ningún pudor a la hora de narrar todos los problemas que había sufrido en su vida por culpa de las adicciones; porque ella sabía perfectamente que no era la única en este mundo que los sufría y que, posiblemente, si alguien escuchaba su testimonio y se veía reflejado en él, se sentiría menos solo. Se desprendió del miedo y de la vergüenza, de todo aquello que le hubiera podido llevar a ocultar sus problemas en un rincón y hacer como si nada, y decidió mostrar todos sus demonios para que estos sirvieran de ejemplo a otros. Para evitar el mal a los demás, o para hacerles comprender que no estaban solos, y que todo podía superarse.
Por desgracia, el alcoholismo y las demás adicciones son cada vez más y más comunes. No obstante, y por mucho que desde fuera pueda pensarse así, no son problemas que se busquen; normalmente, este tipo de adicciones tienen su origen en un gran malestar emocional. Debe tratarse eso para, posteriormente, poder tratar la adicción. Y para esto debe confiarse en todo momento en profesionales y en personas que ya hayan pasado por estas situaciones; este último fue el papel que quiso interpretar Fisher para todos nosotros, con la diferencia de que no estaba actuando. En octubre del año 2010, Fisher llegó a confesar que su adicción había llegado a tal extremo durante su juventud que durante el rodaje de 'Star Wars: El Imperio contraataca', en el año 1980, sobrevivió a duras penas a una sobredosis de cocaína. "Poco a poco me di cuenta de que estaba usando las drogas (...) y estaba perdiendo mi control sobre ellas", explicó la actriz.
No solo tuvo que luchar contra las adicciones, sino también contra una de las enfermedades mentales de las que más se habla pero de las que menos se conoce: el desorden bipolar. Fisher no solo explicó públicamente que ella sufría trastorno bipolar, sino que también demostró a todos aquellos que no sabían lo que esto era que se puede convivir perfectamente con cualquier enfermedad mental si se lleva el tratamiento adecuado. Una vez más, rompió todos los tabúes que encontró a su paso, demostrando su fuerza y su entereza. Su vida no fue fácil, porque en algunos momentos ella fue su principal obstáculo; y, pese a todo, siguió adelante, luchando y sirviendo de ejemplo a una gran cantidad de personas que también sufren este trastorno.