El 3 de Abril 2016 | 11:12
La industria de los videojuegos ha cambiado mucho durante los últimos años, sobre todo en lo referente a internet y todo lo que implica la conexión de los jugadores. Hace no demasiado hubiese sido una auténtica quimera entender a esta vertiente artística como algo inherente a la conexión a internet, con una importancia mayúscula en sus modalidades multijugador. A día de hoy, lo que hacemos es extrañarnos cuando un título no cuenta con todas estas opciones.
A la propia concepción de los juegos en sí, con sus conexiones permanentes requeridas, marcadores y modalidades expresamente dedicadas para jugar con otros usuarios a nivel mundial, existe otro elemento que también es propio de los videojuegos actualmente: las actualizaciones de contenido, bien sea para incluir nuevos elementos o para solucionar los problemas que han pasado por alto en el proceso de prueba y que los jugadores han descubierto en el juego post lanzamiento.
Esto conlleva consecuencias muy positivas, aunque muchos puedan llegar a decir que lo único que provoca esta proliferación de parches es que los videojuegos lleguen "a medio hacer" al mercado, aprovechando la situación del medio respecto a la conexión a internet. En cierto modo tienen cierto sentido, ya que a día de hoy es extraño no encontrarse con juegos que cuentan con la ya denominada 'actualización del día 1', que suele estar disponible el día de lanzamiento de los juegos solucionando muchos problemas que de otro modo experimentaríamos en el título. En realidad, no deja de ser algo bueno que el equipo de distribución pueda poner en marcha los procesos del lanzamiento de un videojuego mientras el estudio sigue trabajando en él, aunque esos cambios posteriores los tengamos que instalar en ese parche del primer día, pero el otro remedio implicaría un retraso en el lanzamiento del juego o que llegue directamente sin esos problemas solucionados.
Pero también hay más elementos relacionados con las actualizaciones y esta proliferación de parches que afectan de forma directa a algunos videojuegos, tanto para bien como para mal, ya que la velocidad de reacción de un estudio ante los problemas que puedan surgir y a los que se enfrentan los jugadores una vez tienen el título en casa puede ser tremendamente relevante para su futuro. A día de hoy podemos contar casos de obras que han mejorado o han empeorado en general a raíz de un estudio que sabe responder rápido a las exigencias o todo lo contrario.