Por El 14 de Abril 2017 | 21:50
La llegada de Ivan Ooze
El evento del verano para muchos de nosotros a la edad de los 'Power Rangers'. Era inconcebible: ¡nuestros superhéroes favoritos se mudaban a la gran pantalla! Más presupuesto, una historia nueva y emocionante, y finalmente su mejor punto: el villano. Porque Ivan Ooze es una maravilla de enemigo capaz de sacar la risa de más de uno sin apenas esfuerzo.
Paul Freeman dio vida a este memorable enemigo en 'Power Rangers: La Película', un monstruoso alienígena que era aprisionado durante seis mil años en un huevo bajo tierra en Angel Grove. Al despertar atacaba a Zordon y obligaba a los Rangers a viajar a otro planeta a descubrir su espíritu animal, repitiendo lo que hemos destacado ya de la saga 'Búsqueda Ninja'. ¡Pero qué importaba eso! Su media hora introductoria con acción clásica y los momentos de Paul Freeman disfrutando del papel más absurdo de su vida valían su peso en oro.
Al final la película no fue la gran cosa para la crítica de su momento, pero los niños lo agradecimos de por vida. Y también nos dio unos cuantos videojuegos muy interesantes. Pero lo que siemrpe recordaremos del largometraje, pase lo que pase, es cómo se logró derrotar al terrible Ooze: con un arma secreta que sólo debe usarse en casos desesperados. Rodillazo en la entrepierna.
La victoria de Zedd
La primera y segunda temporada fueron prácticamente un paseo por un campo de rosas para los Rangers; Rita y Zedd por separado no eran capaces de toser a los superhéroes. Pero ahora las cosas eran diferentes. Estaban unidos como una gran familia, se había unido a ellos Rito como cuñado plasta y, para más inri, comenzarían a trazar planes a gran escala. Esto nos lleva a 'El cambio de los Zords'.
Estos tres episodios (cuya trama realmente comenzó en los dos anteriores, 'Una catástrofe Ranger') serían el punto más alto de la serie. Traición, celos, dilemas y la victoria definitiva de Lord Zedd y su familia. Gracias a una gata espía lograría robar la moneda de poder de la Ranger Rosa, acabaría con la moral de todos ellos de un plumazo y, para rematar la faena, aparecer en la base de Zordon para el reclamo definitivo: que los Power Rangers destruyan el mundo pilotando sus propios Zords o la vida de su compañera.
La tensión vivida como niño no tenía precio, y más cuando nuestro buen Ranger Blanco aceptaba a las condiciones y enfrentaba al grupo. Al final, por supuesto, lograrían dar la vuelta a la situación y se enfrentarían a los robots gigantes de Zedd, los más poderosos hasta la fecha, pero la tensión vivida no la quitaba nadie. Zedd había llegado a lo más alto de su carrera malvada. Ya nada podía superar a la serie de Power Rangers.
¿O quizás sí quedaba algo?
