El 29 de Enero 2017 | 11:50
'Typhoon' - El matamarcianos más tapado de Konami
Hablar de Konami y de matamarcianos es algo que casa mucho. Sin embargo, los primeros nombres que se nos vienen a la cabeza al relacionarlo son 'Gradius', 'Parodius', 'Salamander'... ¿Y qué hay de 'Typhoon'? Ya os lo digo yo: no es tan conocido porque no fructificó como saga, pero no porque no sea un juego maravilloso, que lo es. En Japón se conoció como 'A Jax', y aunque el arcade original de 1987 ya era bueno, es uno de esos juegos que de algún modo brillaron más en las versiones domésticas (ZX Spectrum, Amstrad CPC y Commodore 64). ¿El motivo? Seguramente el hecho de que fue la primera vez que lo pudimos disfrutar en occidente, y también la gran seña de identidad del título con respecto a los demás del mismo género: era un híbrido muy particular.
En otras palabras, mientras algunas fases eran en un efecto que imitaba las 3D (de alguna forma, podríamos considerarlo como el precursor del modo 7 en Super Nintendo), otras eran en un desarrollo 2D clásico y típico del género. Las primeras, a bordo de una imponente nave, que debía ir eliminando a los enemigos que se iban acercando a la pantalla; las segundas, con un helicóptero que además se manejaba de un modo bastante diferente. Es verdad que la versión para ordenadores de 8 bits era muy descafeinada a nivel gráfico, porque las pantallas 3D supusieron un "downgrade" más que importante con respecto a la versión de recreativas, pero sinceramente aún así estamos ante un título imprescindible que, de otra forma, ni siquiera habría llegado a nuestras tierras.
'UN Squadron', ¿el más completo del género?
Muchos conocen esta saga. Incluso es probable que, más allá de la entrega de Super Nintendo (que salió poco tiempo después), también conozcáis algo del original. Sin embargo, lo que seguramente sorprenderá a más de uno, es el hecho de que la recreativa original de Japón se llamaba en realidad 'Are 88'. ¿Por qué es importante eso? Muy sencillo: se basaba en el manga del mismo nombre, y de ahí el gran carisma del juego y sus personajes. Además de para ZX Spectrum y SNES, y recreativa original aparte, el juego también salió para Amiga, Amstrad CPC, Atari ST y Commodore 64, y nos incitaba a tomar parte de la guerra que nuestro escuadrón había empezado contra un grupo terrorista. Como no, de la mano de un desarrollo matamarcianos clásico, pero también muy completo.
Lo que se traduce en un estilo muy similar al que ya se había visto en juegos como '1942' o '1943: The Battle of Midway', pero con la particularidad de que aquí recibir un golpe no implicaba morir. Sigue siendo un juego arcade y un matamarcianos sí, pero había barra de vida. Y lejos de suponer un impedimento para los auténticos fans, añadía mucha profundidad al desarrollo. Antes de empezar cada nivel podíamos comprar armas especiales, añadir defensas a la nave y demás parafernalias, y la verdad es que el sistema de mejoras funcionaba realmente bien. Aquí la gracia estaba en arriesgarse para destruir el máximo número de enemigos posibles, sin preocuparnos tanto de la vida, y sin renunciar aún así a un juego exigente. Pero lo mejor de todo, es que los tres protagonistas que podíamos escoger para abordar el juego, eran completamente distintos y tenían habilidades diferentes. Un título redondo además en todos los apartados y que no en vano ocupó el puesto 37 en la lista de los 100 mejores juegos de SNES según IGN. Ahí es nada.
Y llegados a este punto, lamento tener que despedirnos de la Retro Zona una vez más. Espero que aquellos más veteranos hayan podido sentirse conectados esta vez. Y como no, que los más jóvenes se sientan atraídos a probar algunas experiencias que, gráficos aparte (y también tenían su encanto), pueden marcar a más de uno incluso aunque las conozcas hoy en día. Hoy ha sido Spectrum, mañana puede ser el PC, y otro día PSP (sí, también hay un lugar para lo más moderno dentro de lo antiguo). La cuestión, es que dentro de 15 días volveremos con fuerza, y con ganas de seguir sintiendo nostalgia y compartir grandes vivencias. Espero que vuelvas a coger entrada para el tren de lo añejo, que nunca para y que además siempre es gratuito. Hasta la próxima, querido lector.